Mi abuela Asunción
Permitidme que os hable de mi abuela.
Ahora tiene 82 años, pero debo deciros que siempre ha sido una persona fuera de toda edad. Ella es una especie de columnasobre la que se apoya toda nuestra familia, ella es la confidente y cómplice de todos los miembros de su clan... Sus tres hijas y sus cuatro nietos somos su estímulo y la razón fundamentalde su alegría o de sus penas. No quiero decir con eso que sea ella una persona ajena a los demás, que no sufra o se alegre con la suerte de otros conocidos, pero su vida, con una madreparalítica, la mayor de cinco hermanos y única hembra, viuda desde la guerra (amante esposa y viuda de mi abuelo Zoilo), se ha proyectado siempre para intentar suplir las carencias que losdemás tuviésemos.
Mi abuela es una mujer fuerte como una roca, abierta, comprensiva, al cabo de la calle; siempre vistió de negro desde su viudez hasta hace 20 años; era una abuelamenuda y ennegrecida por el clima de Castilla, pero a la vez era un libro con páginas blanquísimas en las que poder escribir el peso y la zozobra de todos nosotros.
Hace muy poco que miabuela empezó a envejecer, yo tengo hoy 40 años, y afirmo que mi abuela es el mejor regalo que he tenido: es el color, es la disponibilidad y el esfuerzo, es el calor y el arropo materno,es la alegría de cumplir años en medio de nosotros, es esa hermosa cara tersa aunque con arruguillas que se ha ido perfilando con el paso y el peso del dolor y del tiempo y de la serenidadque poco a poco adquiere y transmite. Es un adorno mágico.
Mi abuela es una flor, es el bullicio, es ese ser que te contempla admirada y contenta, saboreando en qué ha ido a parar elfruto de su amor y del amor de su hombre muerto ya hace 60 años y tan presente y cotidiano en casa desde siempre.
Mi abuela Asunción es un regalo y, por eso, he querido contároslo.
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