Mi mundo

LA MUGRE.

Abrí la botella de cerveza y pegué un trago largo. Estaba fresca, amarga.
El sabor potente cayó por mi garganta y se asentó en mi estómago. Me tiré un eructo y pegué otro trago.
¿Qué vamos a hacer ahora? preguntó Giovani, mirando al frente.
Emborracharnos. ¿Te parece poco?
Suficiente.
Abrimos otra botella y seguimos bebiendo, mirando al infinito, sin hablar, como si nadapasase. Cuando bebes, la necesidad de relacionarte con otras personas pasa de ser una obligación a ser voluntaria -¿O de qué otro modo podríamos haber estado juntos sin hablarnos y sin sentirnos incómodos?-. Eso era lo que me gustaba.
No paraba de pasar gente, y yo empezaba a sentirme nervioso. Nos miraban raro. No veo nada de malo en dos hombres bebiendo cerveza en un banco sin mirarse. Lo que nosé es por qué no hacían ellos lo mismo.
Vámonosle dije a Giovani.
Qué asco.
Sí.
Podemos ir al bar. Sirven buenas copas. Tengo algún dinero suelto. Podemos ir ahí.
Estoy sin blanca. Si me invitas, bien.
Dejamos a la gente y su cara de asco en aquel banco y fuimos al bar.

A los 15 minutos estábamos en la puerta. Yo tenía sed, y empezaba a ponerme nervioso porque Giovani se habíaquedado en la puerta hablando. Maldito hijo de puta, pensé. Empecé a morderme las uñas y a blasfemar. No por nada, sólo por hacer tiempo. Después comencé a analizar a toda la gente que había. Evidentemente, todos tenían pinta de ser unos hijos de puta felices. Felices y vacíos. Gente sin motivaciones ni inquietudes mayores que las de ponerse guapos y buscar algún coño o alguna polla que llevarse a laboca esa noche. Qué asco me daban. Y eran felices. A lo mejor el secreto de la felicidad es focalizar tu mente en los objetivos más absurdos y simples, para tener siempre la sensación de victoria, de poder lograr lo que te propongas, y además no tener ninguna otra preocupación que esa. O a lo mejor el secreto de la felicidad es blasfemar. No creo, porque yo estaba haciendo eso un buen rato y noera muy feliz.
Cuando terminaba de pensar en esto, Giovani ya había terminado y entramos.
Dos whiskys.le dijo Giovani al camarero.
Nos lo sirvió y Giovani pagó. Giovani siempre paga. Está casado, tiene un hijo y trabajo. Yo ni estoy casado, ni cerca de estarlo, ni tengo trabajo -de vez en cuando escribo textos para una revista, nada más-. El asunto del matrimonio me llevaba de cabeza. Deverdad. Hacía años que ni una mujer se me acercaba. Doy asco. Verdadero asco. Tanto física como mentalmente soy la persona más repugnante, a ojos de una mujer, que existe. La última mujer con la que estuve debía estar muy borracha aquella noche. Yo las entiendo, por eso nunca me enfado con ellas cuando me rechazan. En el fondo creo que soy buen tipo. Todos somos buen tipo en el fondo.
Pero la verdades que me sentía solo. Sin más. Miré a todas las chicas del bar y ninguna me pareció atractiva. Le pegué un sorbo al whisky. Aquello sí me pareció atractivo. Todas las chicas que veía me parecían idiotas. Cuando conversabas con la mayoría de ellas, te dabas cuenta de que son sólo un cuerpo; no hay nada en ellas más allá de lo que puedes ver con tus ojos o percibir con cualquier otro sentido. Eranhipócritas. Siempre he odiado las personas hipócritas. Yo era, probablemente, la persona más asquerosa del mundo, pero al menos era honrado. Además, sólo sabían hablar de chismorreos y cosas materiales. Lo primero era lo que más odiaba de ellas. Las personas que sólo hablan de otras personas son las peores, nunca han tenido la oportunidad de mirarse a sí mismos. Acumularán los mismos errores añotras año mientras todo el mundo les va pateando el culo, hasta que la última patada los manda directos a un cajón de pino.
Giovani, este sitio da asco.
Este whiskey no da asco, Alessandro. ¿Tienes algún sitio mejor al que ir?
Creo que en el cementerio no se estaría mucho peor.
En el cementerio no sirven alcohol.
El paraíso no existe.
Justo en ese momento entra una mujer con una falda...