Mi Perro
Era tan pequeñito cuando nos lo regalaron, que parecía un montoncito de lana caminando debido al abundante pelaje gris que cubría sudiminuto cuerpecito. Le pusimos Guerrillero por nombre, en alusión a las guerrillas de Ñancaguazú que estaban muy comentadas por esa época y a sus audaces protagonistas cuya descripción de susfrondosas barbas y abundante cabellera coincidían con las características físicas del cachorrito.
Muy pronto El Guerrillero se convirtió en un enorme can, era mi mejor e inseparable amigo. Por donde yo ibaestaba él, corriendo y saltando contento delante de mí, sacudiendo su tupido pelaje plomizo en un ondulante vaivén que parecía estar flotando en el aire.
Con facilidad identificaba a gran distanciami figura, mí voz, mis silbidos, hasta mi olor, a través de sus sensibles sentidos, recursos que utilizaba para localizarme cuando alguna vez desaparecía de su lado.
Una tarde, mi padre me mandóal pueblo ubicado a tres kilómetros de distancia de nuestra casa de campo, a realizar algunas diligencias de rutina. A mi retorno, la oscuridad de la noche me sorprendió en medio camino. El miedo, elpeor enemigo de los niños, se fue apoderando de mis nervios, tejiendo en mi mente imaginaciones fantasiosas que me hacían ver a las rocas y los árboles convertidos en horribles monstruos que measechaban con sus enormes brazos encrespados mirándome con su fantasmagórica sonrisa en el lúgubre silencio de la oscuridad.
Casi instintivamente comencé a apresurar el paso, tratando de acortar lo másrápido posible el camino que me faltaba por recorrer.
Mi abuelita, que muchas veces había pasado por esta experiencia, solía decir que la mejor manera de vencer el miedo cuando uno está solo era cantar atodo pulmón para entrar en contacto con el mundo que nos rodea. Me acordé de aquel concejo y me puse a entonar la primera canción que me vino a la mente con todo lo que daba mi destimbrada voz que...
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