Mi Primer Perro Fue Un Callejero

Mi primer perro fue un callejero. Nació en la estancia donde trabajaba papá, y lo llamamos “Rabito”… era emocionante ver esa pelotita blanca con la cabecita marrón y negra juguetear por todos lados,e intentar atraparlo.
Crecí lejos de él, y observaba sus avances cada tanto, cuando al regresar al pueblo en vacaciones, lo veía. Pensaba siempre, que no me recordaría, pero al asomarme apenas,corría hacia mí con su pasito regordete, siempre feliz, y moviendo su cola que hacía honor a su nombre.
Con el tiempo su cuerpito fue cambiando, los avatares del trabajo campestre, le hicieron perder unode sus ojos en manos de un novillo enojado, los perros dejaban rastros en sus orejas que parecían estar mordisqueadas por ratoncitos, y la edad, también iba dejando huellas… pero nunca dejaba de ir altrotecito al lado del caballo de papá, o de sus pies, bajo la lluvia, recién levantada la helada. Nunca dejaba de correr a quienes lo había dejado sin una parte suya. Era valiente, y obstinado, apesar de su tamaño… siempre agradable con todos, pero dispuesto a defender lo suyo… me había tomado como de su propiedad desde que era chica, cuando caminaba detrás miedo con su quejido tan particular.Muchas veces se sentaba cerca de mí en las tardes de verano bajo la parra y me observaba, nunca supe qué pensaría, me gustaba pensar que tal vez se trataba de los dos, de él y de mí, de eso especialque nos unía aun en la distancia. Amaba estar en su compañía y acariciarlo largo rato, saber que disfrutaba… que nunca me olvidaba a pesar de su vejez…
Un verano volví al pueblo… me asomé expectante alpatio, busqué cerca de la parra, y de la bomba que goteaba dejando caer un hilito de agua que le gustaba beber… busqué, lo llamé…
“Murió hace unos meses”, dijo mi hermano… “murió sin mí cerca”,pensé, murió sin dejarme decirle lo mucho que lo quería, sin una caricia… murió viejito, sin mis palabras de cariño… seguramente queriendo verme antes de irse.
Nunca lo olvidé, cada vez que pude...