Mi Promesa

Mi promesa

Febrero de 1999, en Celaya Guanajuato; yo estaba ahí sentado en la antigua banca de la señora Claudia, mi anciana vecina de 78 años de edad; veía los autos pasar en la calle de Madero… estaba seguro que el mío iba a ser como ese Ferrari rojo que todas las tardes pasaba frente a mi casa, lo único que me faltaba era rellenar mis escuálidos brazos y crecer un poco más, en mi menteimaginaba el ruido del motor a toda velocidad corriendo en la autopista.
- Manuel, ya métete a la casa, tienes que acabar la tarea.-decía mi manita desde la puerta de aquella grande casa con dos grandes ventanas.
- Ya voy Nanita.- sólo eso contestaba y miraba el sol esconderse bajo el edificio de Teléfonos de México.

El simple rechinido de la grande, grande puerta de madera, avisaba lallegada de mi papá Roberto, siempre llegaba del trabajo muy agotado y se dirigía a su habitación.

Era martes, lo único que no quería hacer era asistir a la escuela, con esa señorita Coco ni quién faltara; siempre tenía que ser yo: el niño más travieso de la clase que llevaba la tarea extra por escapar de mi amigo Pepe, saltando las bancas de mis compañeros, a mi la verdad no me importaba la tarea sino que me pegaran “La roña”.

Ese día cuando entré al salón, al atravesar la puerta de hierro, recorrí las primeras dos filas de y me pareció ver a alguien extraño frente al alto escritorio de la señorita Coco, pasé lentamente atrás de aquella figura femenina y los grandes ojos verdes bajo la esponjada cabellera roja de la maestra me siguieron hasta llegar a mi pupitre cubierto y recubierto debrillante pintura gris. Necesitaba que diera la vuelta la chica nueva para mirar más que unas piernas de popotito y una larga cabellera rubia caer sobre una diminuta cintura, tenía solo doce años así que me empezaban a gustar las niñas. Cuando dio la vuelta vi unos ojos café claro, una fina nariz y unos labios rosas; sonreí tratando de evitar que saliera una gota de baba, ella sonrió y caminósobre mi pasillo hasta llegar un asiento delante de mi. ¿Cómo me iba a quedar ahí con la vista fija sobre sus cabellos?, decidí ponerme en acción y me le presenté, empezamos a charlar sobre sobre cosas no tan importantes como su color y su película favorita.

Tan sólo en todo el día no puse atención a ninguna clase y cuando llegué a mi casa el color amarillo de las paredes me pareció verlocambiar a rosa; entré a mi casa y dejé caer mi mochila de l0 kilos sobre el piso de mármol, pasé la sala sintiendo una brisa de aire rozar sobre mi piel , subí las escaleras de caracol y caminé sobre el pasillo hasta llegar a la habitación de mis papás, mi mamá estaba Carolina estaba enrizando su oscuro cabello en el espejo, me coloqué atrás de ella.
-Buenas tardes Nanita- dije sin despegar la miradade mi reflejo en el espejo
-Buenas tardes Manuel.-sonrió y sus lindos ojos negros me miraron fijamente.- ¿Cómo te fue hoy con la señorita Coco?- se paró del taburete y me dio un beso en la mejilla, estaba unos cuantos centímetros más alta que yo así que no hizo mucho esfuerzo en inclinar su cabeza .
-Supongo que bien.- y me dirigí a mi habitación. Me quité los zapatos y dí un salto sobre miacolchonada cama, caí como una vara y miré al techo imaginando la nueva niña “Sara, Sara, Sara…” no la podía sacar de mi cabeza.

Esa tarde no salí a ver al Ferrari , cuando mi papá entro a la casa bajé rápido las escaleras y al encontrarme con ese hombre alto, delgado, con unos ojos negros como los míos, lo abrasé y le dije: “ Papá, estoy enamorado de la niña más linda del mundo.”, él sólosonrió y me dio un abrazo similar al mío pero todos los huesos de mi cuerpo crujieron.

En la cena estábamos todos sentados conversando sobre… en realidad no lo recuerdo porque no puse atención, cuando terminé mi último trago de leche di las gracias y me dirigí a mi cuarto. En mis sueños sentía que bailaba en las nubes con Sara una hermosa melodía.

Sin poder creerlo pasó el tiempo y yo...