Mi semana santa
El jueves en la tarde, ansiosa fui al Persa Lo Ovalle, a retirar un regalo para mi novio, que el viernes 22 cumplió 21 añitos de vida; mandé a estampar una poleracon la carátula del nuevo disco de su grupo favorito, “WarCry”, y luego de eso me fui a mi casa.
Llegué a envolver el regalo y me di cuenta, para mala suerte mía, de que no tenía ni papel ni nadaque pudiera ocupar para envolver el regalo… acto seguido, le pedí el auto a mi mamá y fui a comprar nuevamente al persa los implementos necesarios. Ya estando en casa, y con el regalo envuelto, medieron las 10 de la noche, hora de salida del trabajo de Christopher, mi novio. Así que como lo llame para saber cómo estaba, y cómo estaba Carozzi (ahí es donde él trabaja), y me respondió con muchodesánimo…. “Mal, está la pura embarrá con los vendedores… pero lo bueno es que se viene un fin de semana largo”, después de hablar un rato, en un tono amoroso característico de nuestra relación, mepreguntó qué haríamos mañana, por decir el viernes para su cumpleaños, y yo le respondí “Mira güagüa, te tengo una sorpresa así que no puedo decirte, lo único que puedes saber es que me tendrás en tu casamañana tempranito”. Se rió, porque sabe lo mucho que me cuesta levantarme temprano, y me dijo con un tono acogedor “Bueno, mi sol. Entonces nos vemos mañana temprano”. Colgamos el teléfono y me apronté adar los últimos toques del queque-torta que logré hacer después de fallidos intentos por cocinar “algo”.
Viernes por la mañana, 7:30 am, en mi pieza sólo sonaba el tono de la alarma de mi celular yapenas podía entreabrir los ojos para ver por la ventana si hacía mucho frío. Me dije a mí misma: “Misma, levántate ahora o vas a pasar de largooooooo”, increíble lo que la mente humana puede hacer,ipso facto me levanté y corrí a la ducha. Salí de mi casa a eso de las 8:15 y me demoré, mágicamente desde San Ramón a San Bernardo, 15 minutos exactos. Llegué a casa de Chris y corrí a la cocina....
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