mi trabajo

Capítulo 19
Aquiles depone su rencor
Ascendía del océano la Aurora con su velo color de azafrán para llevar a luz a los inmortales y a los hombres cuando llego Tetis en las naves con los presentes que enviaba el dios Hefestos. La diosa encontró a su amado hijo tendido cerca del cuerpo de Patroclo, dando fuertes lamentos y rodeados de los amigos que lo acompañaban en su dolor. Divina entre losinmortales, Tetis apareció entre los reunidos, puso una mano en la de Aquiles y le dijo:
-Dejemos, hijo mío, ese hombre yaciente, a pesar de nuestra aflicción, pues los dioses han consentido en su muerte, y recibe tú, de parte de Hefestos, el dio herrero, estas magnificas armas que soldado alguno ha tenido iguales
Seguidamente, la diosa las puso ante Aquiles, y oyó como resonaba de un modomaravilloso. Los mirmidones estremecieronse al verlas, sin que ninguno se atreviera a mirarlas de frente, y huyeron amedrentados; pero Aquiles se sintió aún más colérico al contemplarlas. Brillaban sus ojos bajo los parpados con centelleo terrible, mientras sostenía en sus años, complacido, los rutilantes presentes del dios. Satisfecho de contemplar las maravillosas, dijo a su madre:
-Un dios teha dado, madre mía, estas armas, digna labor de los inmortales, que ningún humano sería capaz de hacer. Vaya ponérmelas en seguida; pero temo que las moscas se posen en las heridas de Patroclo y motiven la corrupción del cadáver.
A esto respondió la diosa Tetis:
-No te preocupes, hijo mío, por esto; yo cuidare de ahuyentar los alados insectos que suelen encarnizarse en los guerreros muertos enlas batallas. Puedes estar seguro de que, aun si pasaran un año, su cuerpo se mantendría como esta o aún mejor. Importa ahora que reúnas en el ágora a los héroes aqueos, te libres del rencor contra Agamenón pastor de soldados, y te armes para el combate, renovando los antiguos y valerosos hechos.
Diciendo esto, Tetis comunico a su hijo una acometividad de toda audacia. Luego la diosa vertió enlas fosas nasales de Patroclo ambrosia y néctar rojo para mantener la conservación
El divino Aquiles, atento a las indicaciones de la madre, avanzo por la orilla del mar dando terribles gritos para reunir a los héroes aqueos: los que estaban en la proximidad de las naves, los intendentes de ellas, los administradores del trigo. Todos acudieron a la asamblea ante la reaparición del guerrero,después de su larga ausencia de los combates. El hijo de Tideo, valeroso en las batallas, y el divino Ulises, se presentaron cojeando y apoyándose en las lanzas, pues todavía les molestaban las heridas. Se sentaron en la primera fila de la asamblea. El último en llegar fue el rey de los guerreros, Agamenón también herido, pues le habían alcanzado con una lanza en la encarnizada lucha. Cuando todos sehallaron reunidos, Aquiles, el de los pies rápidos, tomo la palabra:
¿No habría sido mejor para los dos, Atrida, para ti y para mí, que nos hubiésemos llegado con el corazón afligido a esta pugna desgarradora, ello por una mujer? ¡Ojala la culpable hubiese muerto de un flechazo el día en la cautive, pues hubiéramos evitado que mordiesen el polvo números aqueos abatidos en el tiempo que duro micólera! De ellos se han aprovechado Héctor, los troyanos, y supongo que los aqueos también lo recordaran. Pero dejemos lo sucedido, a pesar de todo lo que nos haya contrariado, y dominemos nuestros impulsos, ya que necesario. Desde ahora yo depongo mi rencor, que alguna vez debía cesar. Vete, pues, Agamenón, y llama al combate a los aqueos melenudos para que yo pueda tantear con mi lanza a lostroyanos y ver si todavía desean pernoctar junto a nuestras naves. Espero se estimara feliz de sentarse a descansar el soldado enemigo que se libre de mi lanza mortífera.
Los aqueos de hermosas grebas celebraron que el magnánimo hijo de Peleo hubiera renunciado a su cólera. El poderoso Agamenón a quien la herida hacia sufrir, se levantó entonces y hablo para culpar a Zeus, al destino y a la oscura...