mi trabajo

Ago-05-2014 1/3

Querida Martita: He leído tu correo-e de ayer Martes.
Ya sabíamos, Martita, que no iba a durar mucho tiempo la residencia de Tomás y Javiera en casa de su madre, o parientes de ella.
La personalidad sicótica de Loreto lo lleva a uno a pensar con desconfianza respecto al entorno familiar directo que la rodeó. Se que esta manera de pensar es prejuiciosa. Conozco decerca el caso de mi amiga Sonia Hidalgo (la que conocí durante mi laburo en la Embajada de Nueva Zelandia). Ella es una mujer bien educada, de clase media acomodada. Tuvo un matrimonio infortunado del cual nacieron cuatro varones y una niña –Patricia- la menor. El marido de Sonia, falleció tempranamente, dejándole una buena pensión de viudez, como General de Carabineros. Al parecer, éste fue elúnico beneficio que Sonia obtuvo de su matrimonio marcado por violencia física y sicológica intra-familiar. Sonia se sobrepuso. Comenzó a trabajar y logró proporcionar una esmerada educación a sus cinco hijos y adquirir un hermoso departamento en la calle Brown-Norte, que es donde reside hasta hoy.
(¿Te recuerda algo de tu propia vivencia, Martita?).

Los cuatro varones hijos de Sonia, sonhoy profesionales a quienes la sociedad denomina “exitosos”. Uno de ellos es médico. El menor de los varones es escritor: Pablo Azócar. Los otros dos, abogado y economista, han tenido cargos de importancia en la Administración Pública. La benjamina –Patricia- ha sido la “oveja negra”. Ninguno de ellos, Martita, ha conseguido establecer relaciones sentimentales duraderas. Todos los varonestienen a la fecha dos matrimonios o convivencias fracasadas. Patricia, uno solamente.
De todas esas uniones, han nacido hijos, menos en las de Pablo, el escritor.

En la actualidad, Sonia, con más de ochenta años, vive en su departamento, con su hija Patricia.
Hace ya más de tres años que Sonia puso término a su convivencia con Robert van Baal, un ciudadano holandés a quien conoció cuandotrabajábamos en la Embajada. Convivieron en armonía por casi veinte años. Robert le proporcionó a Sonia la alegría de una pareja bien avenida, que ella no había conocido en su anterior experiencia matrimonial.
Pero este cuento hermoso terminó cuando Sonia acogió en su casa a su hija.
Robert no pudo aceptar la conducta perjudicial de Patricia y finalmente Sonia hizo la única elección posible: su hija–oveja negra- porque sabía que nadie más podría aceptarla.
Martita: Patricia no ha podido abandonar su adicción a las drogas duras. Sus hermanos y su madre le han costeado varios tratamientos –internada por años- en instituciones privadas especializadas. Tardíamente se descubrió que Patricia arrastraba bipolaridad desde su juventud. El hijo que nació de su matrimonio fracasado (acogido y educadotambién por Sonia), tampoco pudo hacer nada por su madre, una vez que se convirtió en profesional. Desde luego, el nexo amoroso con su progenitora, era muy débil.

Para concluir, Martita: de mi amiga Sonia, mujer esforzada, intelectualmente brillante, anfitriona capacitada, alegre, chispeante… … hoy casi no quedan rastros. Se ha ido desvaneciendo poco a poco. Creo que lo único que la sujeta ala vida es su sentido del deber: sabe que una vez que ella muera, el destino de su hija Patricia, será muy incierto.

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Personalmente, Marta, siento una pena profunda por mi amiga.
Comprendo su elección. No obstante, estuve en desacuerdo con algunas decisiones que Sonia tomó en el pasado, respecto a los tratamientos que se le dispensaron a Patricia, como también respecto a lastempranas acciones delictuales en que Patricia incurrió por su droga-adicción (entre otras, contacto directo con distribuidores de coca, no sólo con proveedores). En aquel entonces, le manifesté a Sonia que si se realizaban gestiones para evitar que Patricia fuese encarcelada, jamás se haría responsable por las consecuencias de su droga-adicción. Pero, se interpuso el temor a las apariencias...