Mi vida
No he dejado deadivinarte. No puedes leer sin tomar café, por lo que imagino una atmósfera sensual de café colombiano, quizás incluso suene Falete o la Niña Pastori de fondo… Y estás luchando con tu curiosidad ycon la distancia que aún percibo como estela. Léeme. Hoy sólo léeme y juzga lo que te relato.
La historia toynbeeana me persigue, la historia como una espiral que siempre regresa un punto más arribaque la partida; pero que vuelve, infinitamente retorna, como una bailarina que se balancea y se sostiene sobre su pie diminuto, todo su cuerpo sobre sus cinco dedos atormentados, todo su peso sobrela gracia de su tobillo, toda su singularidad multicolor llorando sobre su empeine.
Te sé. Te conozco como uno conoce los recovecos de su propia guarida, sé cuál rincón de tu cuerpo me otorga másluz y en cuál de ellos pasar el calor de las tardes de verano; cuál de los mohines de tu boca, capta mejor la ligereza de mi malhumor y mi cansancio; con cuál de ellos torcerás el labio superiorhaciendo egoísta tu boca de ofrenda. (Sé también que mientras me lees, pasas tu mano lentamente sobre tu pelo, como si amansaras un gato inquieto).
Te intuyo. Sin necesidad que me expliques, sé por quéte refugias en el silencio: las palabras sobran. Las palabras cansan la luna de tu cuerpo claro, no quiero que existan entre ellas y tú ni un solo ruido, ni un eco que atosigue tu reserva, la pazcontenida en tu afonía.
A pesar que son meses de ausencia y que cuando me nombran haces ademanes de fastidio, aún me extrañas. Quizás por eso he vuelto: por la invisible soga que me ata a tu caderaalocada, a tu cadera que se volvía golondrina. Vuelvo por tu boca también, por la boca que me dejó un día anclado a tus treguas quebrantadas, la que me acalló con una maestría que intimida y que...
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