michael kerjes
Pero la realidad llega a ser más cruda que eso. Las carencias que cada unode estos estudiantes presenta, con frecuencia crea conflictos internos a nivel grupal, por la incapacidad de ellos para entenderse mutuamente; y, por otra parte, provoca rechazo generalizado, por loque respecta a su experiencia fuera del aula de clases. Estos chicos son tiranizados por otros estudiantes (y hasta a veces por otros maestros) que los discriminan y desprecian, tratándolos como algomenos que desechos humanos, y conviertiendolos en objeto de su escarnio y aborrecimiento. Además de todo eso, por lo general, se les asigna el salón de clases más reducido, oscuro y sin ventilación;parece como si el mismo espacio donde estos chicos son educados enviara el mensaje: “Tú no vales nada”.
Así, ocho años después de haber iniciado su carrera magisterial – y de haber obtenido un títulode grado en Administración y Educación Secundaria por la Universidad Central de Michigan, en 1980 –, a principios del nuevo curso, en 1987, tras la constante recurrencia de este estado de cosas,...
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