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La Dialéctica Marxista del Progreso en Marx
El presente artículo es parte de un trabajo más extenso publicado en Marx y el siglo XXI, compilado por R. Vega Cantor, Ediciones Antrophos, Bogotá, 1998. Esta versión es editada con la autorización del autor.
Con el siguiente artículo, estamos presentando una visión crítica del “progreso” del capitalismo. Este enfoque es hoy deenorme actualidad, en la medida que los capitalistas y sus intelectuales pregonan por el mundo las supuestas virtudes de la globalización. La revolución científica y técnica que se ha vivido en las últimas décadas, se ha dado sin embargo en el marco de la acentuación de los rasgos destructivos del hombre y la naturaleza por parte del sistema. Éste debe ser criticado desde la comprensión de que losverdaderos avances hay que medirlos en relación a las necesidades y el bienestar de la humanidad. Lo que no depende de “revoluciones” meramente “técnicas”, sino de que se abra paso una perspectiva de emancipación social frente a la creciente barbarie que se vive día a día.
A finales del siglo XX la ideología del progreso, de la modernización y de la expansión (del mercado y de la producción)sirve, más que nunca, para legitimar la dominación del Norte sobre el Sur, la acumulación ilimitada de beneficios por parte de una reducida elite y la creciente destrucción del medio ambiente. Cualquier referencia a valores o criterios no mercantiles, es calificada como “arcaica” y como “obstáculo a la modernización”.
¿Cómo debe situarse el marxismo frente a esta coyuntura? ¿De qué instrumentosteóricos dispone para desmitificar el nuevo rostro del fetichismo de la mercancía? ¿Cuáles son los aspectos de la herencia marxiana que lo hacen vulnerable al productivismo? Y, finalmente, ¿qué se puede pensar de los movimientos sociales que resisten la expansión modernizante del capital?
De manera frecuente Marx ha sido presentado como un pensador que se encuentra prisionero en la ideologíadel progreso del siglo XIX. Esta acusación, en términos generales, es inexacta. En el pensamiento de Marx existe una concepción dialéctica del progreso que tiene en cuenta el lado siniestro de la modernidad capitalista, lo que la distingue claramente de las visiones ingenuas (Condorcet) o apologéticas (Spencer) del gradual e irresistible mejoramiento de la vida social gracias a la civilizaciónmoderna. Sin embargo, es una dialéctica incompleta y no siempre escapa a una cierta teleología. En realidad, el pensamiento de Marx está atravesado por la tensión entre dos concepciones diferentes de la dialéctica del progreso.
La primera es una dialéctica hegeliana, teleológica y cerrada, de tendencia eurocéntrica. El objetivo final, necesario e inevitable, legitima los “accidentes históricos”como momentos del progreso en tanto que espiral ascendente. La “astucia de la razón”, de hecho una teodicea, permite explicar e integrar cualquier hecho (incluso el peor) en el movimiento irreversible hacia la libertad.
Esta forma de dialéctica cerrada –cerrada por una finalidad que ya está predeterminada– no está ausente en ciertos textos de Marx, que parecen considerar al desarrollo de lasfuerzas productivas – impulsado por las grandes metrópolis europeas– como idénticos al progreso, en la medida en que nos conduce necesariamente al socialismo. Basta pensar en sus artículos sobre la India de 1853. A diferencia de los apologistas del colonialismo, Marx no esconde en absoluto los horrores de la dominación occidental: “la miseria causada en el Indostán por la dominación británica ha sidode naturaleza muy distinta e infinitamente más intensa que todas las calamidades experimentadas hasta entonces por el país”.
Lejos de conducir al “progreso” social, la destrucción capitalista del tejido social tradicional ha agravado las condiciones de vida de la población. Sin embargo, en último término, a pesar de sus crímenes, Inglaterra ha sido “un instrumento inconsciente de la...
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