Michele Petit ¿Construir lectores
Esta conferencia fue leída en la mesa redonda "Estrategias para la construcción de lectores",
durante el Congreso Internacional de Editores de Buenos Aires, el 1 de mayo de 2000.
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Les confieso que, a la vez que me complace encontrarme aquí, me siento un tanto incómoda en
cuanto al tema: "Estrategias para la construcción de lectores". Ustedes se refieren, si no me equivoco, a
los procesos por los cuales alguien se convierte en lector, así como al margen de maniobra que pueden
tener los editores o los "iniciadores" del libro para que un número mayor de personas se conviertan en
lectores.
El objeto de mis investigaciones no es tanto cómo podemos "construir" lectores, para retomar
esa expresión, sino más bien cómo la lectura ayuda a las personas a contruirse, a descubrirse, a hacerse un
poco más autoras de su vida, sujetos de su destino, aun cuando se encuentren en contextos sociales
desfavorecidos. Me interesa particulamente describir de qué manera, apropìándose de textos que ustedes
editan, o de fragmentos de textos, hay niños, adolescentes, mujeres, hombres, que elaboran un espacio de
libertad a partir del cual pueden darle sentido a sus vidas, y encontrar, o volver a encontrar la energía para
escapar a los callejones sin salida en los que estaban bloqueados.
En efecto, mientras se derraman lágrimas para lamentar el déficit de lectura o la muerte del
libro, yo puedo anunciarles por lo menos una buena noticia: cuando uno tiene la suerte de acceder a ella,
la lectura siempre produce sentido, incluso tratándose de jóvenes, incluso en medios que a priori están
alejados de la cultura escrita. La lectura siempre produce sentido, aun para lectores poco asiduos, que si
bien no dedican mucho tiempo a esa actividad, saben que algunas frases halladas en un libro pueden a
veces influir en el rumbo de una vida. Y esa práctica tiene para ellos virtudes singulares que la distinguen
de otros entretenimientos; para ellos el libro es más importante que lo audiovisual en un terreno: cuando
permite abrirse a la fantasía, a lo imaginario, al mundo interior.
Al igual que ellos, estoy convencida de que la lectura sigue siendo una experiencia
irreemplazable, donde lo íntimo y lo compartido están ligados de modo indisoluble, y también estoy
convencida de que el deseo de saber, la exigencia poética, la necesidad de relatos y la necesidad de
simbolizar nuestra experiencia constituyen nuestra especificidad humana. Por todo esto, estoy empeñada
en que cada hombre y cada mujer puedan tener acceso a los libros, con los cuales él o ella van a situarse
en una lógica de creatividad y de apropiación.
Sin embargo, no estamos en ese punto. Yo les decía que la lectura siempre produce sentido, si
tenemos la suerte de tener acceso a ella. Pero para mucha gente, existe allí un mundo que no está a su
alcance. Una escolarización insuficiente puede ser una de las causas de esa situación, pro tampoco podemos imaginar que leer sería algo espontáneo para los que fueron a la escuela. La ausencia física de
libros y la distancia que separa de ellos representan obstáculos. Pero además, y eso lo he comprobado
escuchando a los lectores, el hecho de leer puede resultar imposible, o arriesgado,cuando significa entrar en conflicto con los valores o las pautas de vida del lugar, del medio en que cada uno vive.
En algunas sociedades poco letradas, leer un libro era internarse en un mundo peligroso,
enfrentar al diablo. Semejante miedo puede hacernos sonreír hoy en día, cuando todos celebran los
placeres de la lectura o deploran los estragos del analfabetismo. Y sin embargo... en Francia, en ese año
2000, aún ...
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