Microcuentos
LLUEVE SOBRE NUEVA YORK
Llueve sobre Nueva York. Los domingos, el agua que cae hace más ruido que el resto de los días de la semana. Sobre la desconsoladaOrchard Street se habrá formado una frágil alfombra inmunda. En la habitación hay una radio encendida. Detrás de la ventana, flota mi cara. La mancha pálida se balancea apenas tras el cristal. Nadiesabe lo que piensa mientras las gotas se deslizan con pereza sobre la superficie brillante y polvorienta. Adentro, la voz despreocupada de Leon Redbone podría estar cantando Champagne Charlie.PREMONICIÓN
El hombre pensó que no podría llegar jamás el solo a Tacureí - Pucú y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves. Temía que le sucediera algo en el camino, ya que había soñado, noches atráscon su muerte.
NAVIDAD EN PARÍS
Debajo de esta ventana pasa el Sena, tan húmedo y vano como el cielo helado. Agua sucia, indiferente a los turistas, que la miran e imaginan cosas.
LA BODATodos vimos lo que sucedió. Pedro acababa de casarse con Sofía, quien había sido su amor de toda la vida. Cuando salían de la iglesia nos dimos cuenta de lo que sucedía; Sofía no amaba a Pedro,sino que amaba al hombre que la esperaba afuera de la iglesia para huir con ella. Pedro no comprendía, creía que era una mala broma, pero al ver que Sofía no volvía se dio cuenta que la había perdido.CONVERSACIÓN
Estuvimos hablando un rato. Era inteligentísimo. Estaba de acuerdo conmigo en todo. Al despedirnos, le dije: - Fue una conversación muy interesante. Aprendí mucho escuchándome.
LATORTUGA Y AQUILES
Por fin, según el cable, la semana pasada la Tortuga llegó a la meta.
En rueda de prensa declaró modestamente que siempre temió perder, pues su contrincante le pisó todo eltiempo los talones.
En efecto, una diezmiltrillonésima de segundo después, como una flecha y maldiciendo a Zenón de Elea, llegó Aquiles.
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Oriundo de Hamelínn, soy flautista y alquilo mis...
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