Microrrelatos
Intenté un diálogo. En vano. No era una cuestión de primera y segunda personas, como yo habíapensado al principio. Era una tercera persona, una extraña. Y no me entendía.
Totalmente ajena a mi presencia, se miraba en mi reflejo y ensayaba muecas y ademanes. ¿Se estaba burlando de mí?Entonces, se puso seria. ¿Me habría oído? ¿Había escuchado mis pensamientos?
Poco a poco, las que me habían parecido diferencias evidentes se iban desdibujando, y los rasgos comunes me resultaban cadavez más desconocidos.
Nadie me había obligado, pero ahí estaba yo, repitiendo cada uno de sus movimientos, como si no tuviese voluntad propia. Que ella sacaba la lengua, yo la imitaba. Si arqueabalas cejas, yo hacía lo mismo. Si se encogía de hombros, yo repetía su gesto con igual indiferencia.
Así hemos estado un buen rato. Hasta que se ha cansado y se ha marchado del cuarto de baño. Y yo hehecho lo mismo.
--Un pasillo blanco, iluminado, con puertas a ambos lados. Las puertas, también blancas, con picaportes metálicos, se dibujan sobre la pared lisa a intervalos regulares. Losfluorescentes del techo emiten una luz lechosa y deslumbrante que parece vibrar. Se percibe un leve zumbido. Procede de los tubos incandescentes. O del propio oído, que se esfuerza por captar algún eco, elmínimo crujido.
Silencio. Ni un rumor, ni un paso. Sólo el ronroneo constante del espacio vacío. La respiración del pasillo.
El corredor acaba en un recodo. Un ángulo recto. Al girar la esquina,el pasillo continúa. O se detiene, contra un muro blanco. Al final no hay nada. O hay algo. Como detrás de cada puerta.
Las puertas están cerradas y no van a abrirse. No importa si se podría o no....
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