Mientras cenan con nosotros los amigos, de avelino hernández
Mientras cenan con nosotros los amigos es un bello documento de despedida. Es una carta de navegación, una bitácora donde Avelino muestra su vida,dedicada a ser humano, afectivo, amigo. No en vano usó a Epicuro como epígrafe: “De los bienes que la sabiduría procura para la felicidad de una vida entera, el mayor con muchoes la adquisición de la amistad”. Y así fue, y así es en la novela, que más que un esfuerzo literario se trata de una confesión donde los personajes, reales, seconvierten en iconos de la memoria. En parpadeos, cortes y referencias de una existencia parecida a la ficción.
Para Hernández la preocupación está centrada en cómo existir.De allí que en la carta que abre el libro, diga: “Todo cuanto vengo escribiendo en el último tiempo. El único argumento de mi obra. Cómo vivir”. Nota fechada en una casaen la orilla de un río el 27 de septiembre de 1998, mientras Teresa Ordinas está en Smara.
De aquí en adelante, las ráfagas de la memoria van haciendo el libro. Repito:libro raro, extraño, nada lineal: funciona como trabaja la memoria, a fogonazos. Personajes de la vida que discurren frente al Mediterráneo, en Castilla, en cualquierparte del mundo, en Grecia o California, están frente a la mesa, prestos a cenar, a tejer la conversación, a hacer la vida, a construirla con palabras y hechos.
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