Mierda

El León, la Bruja y el Ropero Lewis y su mérito literario.
La Segunda Guerra Mundial es la excusa para que cuatro hermanos lleguen a una mansión ruraldonde trabaja un profesor del cual no tenemos más datos que el siguiente: tiene una secretaria con mucha mala leche. Como no sabemos qué hace el profesor ensu despacho, vemos cómo los cuatro hermanos, grupo compuesto por dos varones y dos mujeres, se pasan toda la tarde boludeando con unas ganas increíbles deque pase algo. Naturalmente, esto sucede: se ponen a jugar a las escondidas y la menor encuentra en una habitación un armario misterioso: una puertadimensional, vamos. De ahí en adelante nos van presentando de a poco el mundo de Narnia, al principio nevado, luego soleado, algunos conflictos fraternales y unoque otro degollado. Básicamente, la historia apoya sus cimientos sobre la necesidad de narrar algo que atraiga al interés general desde su extensavariedad. Me refiero más precisamente a que en este mundo se cruzan prácticamente todas las criaturas mitológicas habidas y por haber. Geográficamente Narnia esbastante sosa y no presenta paisajes espectaculares. Eso le quita puntos, ¿ven?, porque si nos vamos a poner con el Adobe, muchachos, hay que meterle ganas.El palacio de la reina es un cascote polar en el medio de la nada; el campo de batalla final es sencillamente una llanura; y por donde tienen queatravesar al inicio los protagonistas para salvarse el pellejo de los lobos no es más que un bosque común y corriente. He aquí donde Narnia falla de nuevo.