Migracion
para llegar poco después a una de las zonas más pobres, malolientes y peligrosas del país,
las temidas“villas miseria”.
Cuando el autobús llega al centro de la ciudad, admiran la enormidad y modernidad de
todo. Los edificios históricos, las tiendas elegantes, los paseos, las amplias carreteras y laimpresión de importancia y riqueza que les da la ciudad. Sin embargo, esta sensación no
dura mucho. La mayoría de los inmigrantes llegan a una de las dos estaciones de autobuses de la capital: Retiro, laprincipal, o Liniers, situada en las afueras de la ciudad, cerca de
las provincias. Desde ahí, si no les recoge nadie, suelen tomar un remis (taxi) al lugar donde
viven sus familiares o amigos.Raúl, que emigró con la comadre de su madre, tuvo una reacción típica cuando llegó a
Buenos Aires. Describió el largo viaje en autobús de tres días y su sorpresa al llegar a
Buenos Aires y ver los altosedificios, las bonitas calles. Después, a medida que se aproximaba a las villas, sus impresiones empezaron a cambiar al ver los callejones, los estrechos pasillos que recorren la villa. Recuerda quepensó: “No, ¡yo me vuelvo al centro
minero!
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Todos los que viajan a cualquier ciudad del sur observarán enseguida el predominio de
grandes villas miseria. Pero las políticas de desarrollonacionales e internacionales sólo han
empezado recientemente a reconocer la preocupante profundidad de la pobreza urbana. La
tesis sobre el sesgo urbano de Michael Lipton, publicada en 1977 en su libroPor qué los
pobres siguen siendo pobres: el sesgo urbano en el desarrollo mundial,
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argumentaba que
las políticas de desarrollo estaban sesgadas contra las zonas rurales porque quienes toman
lasdecisiones, las élites y los políticos, suelen vivir en zonas urbanas. Los programas internacionales de desarrollo vienen centrándose desde entonces sobre todo en mejorar la situación de la...
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