Migraciones del n-e de extremadura
La Declaración Universal de Derechos Humanos dice en su artículo 13, que toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado, y añade a continuación que “toda persona tienen derecho a salir de cualquier país, incluso el propio, y a regresar a su país”. Es decir, define claramente el derecho de toda persona a salir del propiopaís, pero no añade que tenga derecho a ser recibida en otro. Establece el derecho a emigrar pero no a inmigrar, lo cuál es una contradicción, porque si se sale de un país se ha de entrar inevitablemente en otro, pero no es un descuido, porque esa es una de las limitaciones conscientes que la Declaración Universal contiene. Los procesos migratorios, como muchos otros en los que se ve envuelto elser humano, son uno de esos clásicos ejemplos en los que es muy difícil delimitar dónde acaba la iniciativa individual del sujeto y dónde comienzan los condicionantes y determinantes sociales que explican estos cambios.
Estos procesos migratorios nos ponen en contacto con una realidad multidimensional donde las llamadas variables individuales y sociales forman un todo integrado, íntimamenterelacionado.
La emigración por tanto, constituye un fenómeno complejo en el que confluyen y se mezclan aspectos de múltiple y diversa índole. En la decisión de emigrar pueden combinarse desde cuestiones sociales y económicas hasta condicionamientos políticos, culturales y psicológicos. Factores, en definitiva, que es difícil valorar de manera interrelacionada no sólo por su dinámica temporal, sinotambién por variar de forma sensible en función de situaciones tan diversas como la edad, el estado civil, el nivel cultural o la profesión del individuo, por citar tan sólo unos pocos ejemplos.
Pocos son los que no entienden o aceptan que ya no somos fundamentalmente un país productor endémico de emigrantes económicos o políticos, sino receptores de una amplia población inmigrantede los más dispares orígenes y culturas.
En este proceso de adaptación a la nueva realidad, estamos sin duda algo distanciado de otros países europeos, socios en la Unión Europea, que ya han conocido y tratado el fenómeno de la inmigración desde hace muchos años, puesto que para ellos ha sido durante décadas un elemento esencial de su desarrollo económico.
Incluso los movimientos de inmigraciónen España han sido más limitados que en las naciones del norte de Europa, hasta el punto en que la población de terceros países no comunitarios, establecida en el nuestro, e incluyendo a los llamados irregulares, no es desproporcionada, ni alcanza cotas de tal naturaleza que amenace con que a corto plazo se generen problemas de convivencia ciudadana entre la población de acogida y los inmigrantes.Añadamos a todo ello la necesidad de trabajar intensamente en que el proceso de asentamiento de la población inmigrante se realice con el respeto a sus derechos, pero también a su cultura. Se trata de fomentar un proceso de voluntaria y respetuosa integración y no de asimilación forzada o impuesta, pues ello con ser irreal, sería únicamente una causa de tensiones e incomprensiones mutuas. Siqueremos que realmente no proliferen los sentimientos racistas y discriminadores es imprescindible que las administraciones centrales, autonómicas y locales, además de la sociedad civil a través de las organizaciones implicadas y comprometidas con la labor social en este campo y los propios inmigrantes, trabajen codo con codo, para que nunca se produzcan aberraciones o en su caso se corten de raízen sus primeras manifestaciones.
2. Resumen de la emigración extremeña de los 60 hasta mediados de los 80 en Extremadura.
Hasta mediados de los años cincuenta la movilidad de los extremeños se saldó con un balance débilmente negativo derivado de pérdidas regionales que nunca superaron los tres emigrantes netos anuales por cada mil habitante. Tras esos valores medios regionales, tan sólo...
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