Milo Manara El Arte Del Azote 1
PUBLICADOS
DE MllO
LAS AVENTURAS ORIENTALES DE GIUSEPPE BERGMAN:
Colección
Manara
CÁMARA
TAL VEZ SOÑAR
BN nQ6
AS AVENTURAS URBANAS DE GIUSEPPE BERGMAN:
Colección
MANARA
CAMINO
OCULTO
Color nQll
INDISCRETA
Colección Manara Color n"l
EL PERFUMEDEL INVISIBLE
Colección
Manara
El PERFUME DEL INVISIBLE 2:
Colección
Color
nf12
DESNUDA
Manara
POR lA CIUDAD
Color nQ6
ELCLlC 1
Colección
Manara
Color
nQ]
EL CLlC 2
Colección Manara Color n"5
EL CLlC 3
Colección Manara Color n"4
EL CUCo
OBRA
COMPLETA
Fuera de colección
GULLlVERIANA
Colección Manara Color n"7
CITA FATAL
Colección
.Manara Color nQB
KAMASUTRA
Colección Manara Color n"9
LAS MUJERES DE MANARA
Colección
Manara
Color nQl O
WWW
Colección
Manara
Color nQ12
VENUS y SALOMÉ
Fuera de colecciónVERANO
INDIO
(Guión de Hugo Pratt)
Colección
Cimoc Extra Color nQ19
EL GAUCHO
(Guión de Hugo Pratt)
Colección
Cimoc Extra Color nQ121
Era uno de esos hombres por los que
las mujeres se vuelven locas. y sé de qué
estoy hablando: me llamo Eva. Estoy segura de que habréis visto fotos mías. Eva
Lindt. La reina del cotilleo, la sultana del
escándalo. Las revistas se pelean por mis
crónicassobre la vida sexual de las estrellas. Yo os informo de cuándo ha dejado
Steph de acostarse con Anthony, y de que
,al pequeño príncipe le gustan mucho los
hombres de pelo moreno con bigote, preferiblemente con aspecto de militar. "La
Lindt", me llaman en la televisión, donde
cada viernes, a las diez, os ofrezco la imagen de mi vertiginoso escote y una serie de
anécdotas picantes que escucháis demis
sensuales labios. En este negocio, tienes
que aprovechar al máximo cualquier virtud
que tengas.
Pero volviendo a aquel tipo... Entró en
mi compartimento de primera clase del
tren París-Venecia. Odio los aviones,
donde, al contrario de lo que os diría una
tal Emannuelle, nunca pasa nada. Los trenes se prestan a los encuentros. Especialmente en los largos recorridos.
Había cogido el tren de las7:42. Una
cálida niebla azul de verano envolvía la
estación de Lyon. Llevaba una camiseta de
cuello alto y la minifalda de ante que siempre inspira a los hombres a confiar en mí.
Tengo una forma de enseñar los muslos que
hace que me digan más cosas de las que
deberían. Estaba sola en el asiento de la
ventana, mirando hacia delante. El hombre
miró hacia los asientos vacíos sin ni siquiera echar unvistazo en mi dirección.
Colocó su bolsa en la repisa del equipaje y
se sentó justo delante de mí. Sus piernas
rozaron las mías. Se disculpó con una vaga
sonrisa... y yo le devoré con los ojos. Alto,
delgado, pelo cano en las sienes, con la
cara lo bastante marcada para indicar que
había amado mucho y sufrido mucho más.
Pantalones blancos, camisa negra como la
noche, zapatos marrones. Suspiré parallamar la atención sobre mi pecho. Me removí en mi asiento. Dejé caer mi periódico...
ipero no había manera! El hombre seguía
mirando por la ventana. Sus ojos parecían
fijos en las nalgas de las pasajeras que iban
subrendo al tren. Una chica bajó al andén
delante nuestro. Llevaba unos pantalones
cortísimos que se adaptaban a su silueta
como una segunda piel. Caminaba con un
contoneo, con suscarnosas medias lunas
sobresaliendo justo por debajo de la fina
franja de tejido. Mi vecino tragó saliva.
Comenzó a levantarse. Pensé que iba a dar
un salto hacia el andén. Pero volvió a hundirse en su asiento. Sacó un pe~eño libro
verde del bolsillo, giró algunas páginas y
comenzó a escribir febrilmente. Justo en
ese momento arrancó el tren.
Mientras nos dirigíamos hacia Dijon,
.los ojos de micompañero de compartimento se fueron cerrando. Estaba dormitando, con su libro de notas en el asiento
que había junto a él. No pude contener mi
curiosidad... gajes del oficio, supongo.
Muy lentamente, alargué la mano y cogí el
libro. Lo abrí por la primera página. Mis
ojos se posaron sobre un título en letras
mayúsculas: EL ARTE DEL AZOTE.
-Está todo ahí-dijo-.
Al menos, lo
mejor que me ha pasado en...
Regístrate para leer el documento completo.