Mimo
1. El actor
Nociones elementales y consideraciones acerca de la expresión del actor
Recomendaciones de Hamlet a los actores
2. La palabra
Usos, funciones y consideraciones sobre la palabra
Práctica con un texto de La mancha de humedad, de Juana de Ibarbourou
3. La palabra y la acción
Palabra y comunicación. Palabra,pensamiento, sentimiento, imagen e imaginación
Práctica con una frase
Palabra y respiración. - Práctica con el prólogo de La zapatera prodigiosa, de García Lorca
Ejercicios elementales
4. La poesía
Nociones elementales y diferentes aspectos del género poético
Práctica con el poema “Rosa mutable”, de Doña Rosita la soltera, de García Lorca
5.Entrenamiento con el género poético
Elaboración y práctica con el poema "Granada", de Doña Rosita la soltera, de García Lorca
6. El subtexto
Nociones, conceptos y elementos del subtexto
Práctica con un texto de La zapatera prodigiosa, de García Lorca
7. Leyes del lenguaje oral
Conceptos, funciones y normas. El lenguaje oral, las imágenes, el subtexto y larespiración
Práctica con un párrafo de El maleficio de la mariposa, de García Lorca
8. Diversos aspectos de la expresión
a) La expresión de la emoción
Práctica con un texto de Doña Rosita la soltera, de García Lorca
b) El acento dinámico de la frase
Práctica con el prólogo de El zoo de cristal, de Tennessee Williams
c) El diálogo interiorPráctica con un monólogo de El mercader de Venecia, de Shakespeare
Práctica con un texto de Noche de Epifanía, de Shakespeare
Introducción de Hedy Crilla*
Como se acerca un nuevo ciclo lectivo y me dispongo a reanudar mi curso sobre La palabra en acción, estaba revisando el material de las clases y comenzando a ordenar mis pensamientos sobre los puntos que vamos a tocar (¿qué esla palabra?, ¿dónde nace?, ¿cuáles son sus objetivos?...), cuando surgió en mi pantalla mental el recuerdo de una escena de infancia: iba ya a descartarlo por considerarlo ajeno, pero se me impuso por sus contornos, y le presté atención.
Lugar de la escena: el aula de mi colegio.
Personajes: un profesor, el ídolo de todas las alumnas y también el mío. Yo, una chica de diez años, muy introvertiday tímida.
Había empezado el recreo, todas salíamos del aula y el profesor me detuvo para preguntarme por mi aspecto triste y angustiado. En verdad, tenía motivos, eran muy íntimos, motivos familiares de los que no podía hablar. Y aunque él quería ayudarme y bondadosamente insistía, yo seguía callada.
Hubiera sido para mí un gran alivio hablar, "salir de mis cuatro paredes", como dice GarcíaLorca, pero ocurría lo contrario: ellas se cerraban a mi alrededor como una muralla de silencio de la cual era imposible escapar y a pesar de mis ansias de comunicarme con aquella presencia amiga, seguía muda.
Las palabras que llevaba adentro querían salir, revoloteaban como pájaros asustados aunque sin la energía necesaria para forzar con unos decididos picotazos la abertura. De haberlo logrado,hubiera significado para mí una liberación enorme, y tal vez hubiera cambiado el rumbo de mi vida. No obstante, las palabras no salieron.
Este recuerdo, obviamente, lejos de distraerme del tema, lo estaba ilustrando: la palabra es un ente energético que nace y vibra en nuestro interior, respondiendo a un imperioso impulso de comunicación. Necesita actuar, producir cambios y debemos dejarle el pasolibre, porque si se lo impedimos queda adentro como un peso muerto y toma su revancha.
En mi caso, años después del episodio relatado, fueron las palabras de mis personajes las que abrieron esas murallas y no sé cómo, tal vez por un golpe de aire fresco que entró, se hicieron potentes. Poco a poco, furtivamente, arrastraron tras ellas a las otras, las originales, las mías.
Así creció en mí la...
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