Minoristas
Los pueblos indios de México1 y México profundo2:
dos variaciones en torno a una negación histórica
Silvano Iván Higuera Rojas*
L
a naturaleza pluriétnica y multicultural de México es un aspecto que pocas veces se tiene en mente cuando se piensa en la identidad nacional; con frecuencia, se adopta la idea de nación impuesta desde el discurso dominante, el cual formula la idea deuna sola identidad. La historia nacional contiene numerosas imprecisiones que encubren una realidad compleja y contradictoria en la que no faltan negaciones y exclusiones sistemáticas. En pleno siglo XXI, esta colectividad llamada México continúa esforzándose por suprimir una parte de su ser: lo rural, lo indígena, lo “bárbaro”. Las reflexiones vertidas a continuación remiten a dos obras que, conenfoques distintos y matices significativos, estudian en profundidad el devenir de los pueblos indígenas del país y su relación conflictiva, todavía no resuelta, con el aparato del poder: México profundo (1987) de Guillermo Bonfil Batalla, y Los pueblos indios de México (2000) de Carlos Montemayor. El primero ahonda en la tradición histórica mexicana; aduce que con la Conquista y su correlato, laColonia, se pretendió imponer el modelo de civilización occidental en detrimento de otro modelo, autóctono, connatural a la tradición indígena, al que llama “civilización mesoamericana”. De esa impostura emerge la realidad escindida del país: el México “profundo”. El segundo emprende una revisión histórica de la conceptuación de los pueblos indios; desentraña la trama de dominación y resistenciaque empieza en la Conquista y que continúa ininterrumpidamente en la Colonia, el México independiente, el proyecto liberal decimonónico, la Revolución Mexicana, la tecnocracia neoliberal a finales del siglo XX y desemboca en los albores del XXI. Nada menos que un recorrido de 500 años.
* Estudiante de la Licenciatura en Literaturas Hispánicas de la Universidad de Sonora. silvanohiguera@hotmail.com56
Para nadie es una sorpresa que la historia del país comienza mucho antes de la llegada de los españoles y de la conquista subsecuente de México-Tenochtitlan, en 1521; esto, si acaso, representa apenas un fragmento del vasto relato de la historia nacional. Desde tiempos ancestrales, México era el territorio de una multitud de pueblos con culturas distintivas, que habían alcanzado un nivelde desarrollo notable en diversos ámbitos (las matemáticas, la astronomía, la agricultura, la escritura y las artes), y que compartían un horizonte de civilización común. Sin embargo, al día de hoy, la cultura de la población original, legítima propietaria de estas tierras, frecuentemente es desconocida, cuando no negada. La cultura europea que irrumpió en el espacio tradicional indígena enarbolabauna empresa colonizadora, es decir, violenta, que suscitó el enfrentamiento inevitable entre dos formas de entender el mundo. De esa contraposición parte México profundo. Bonfil Batalla propone interpretar los conflictos recurrentes del país como el resultado de la superposición de un modelo civilizatorio, impostado, sobre la base auténtica de la cultura mexicana. En el mismo espacio, señala, haydos países: el México “imaginario” y el México “profundo”. Este último es la continuación de la riquísima tradición cultural, negada pero no aniquilada, que la cultura de los pueblos indios ha legado al devenir de la nación; aquél, el México imaginario, es el resultado de la imposición del modelo occidental, que desconoce por entero la cosmovisión indígena. Bonfil argumenta que los rasgos de lacivilización mesoamericana no se encuentran únicamente en los pueblos indios, sino en el conjunto de comunidades y sectores sociales que componen la mayoría de la población. Entre ellos se hallan amplios sectores urbanos y campesinos que, debido a las políticas integracionistas, no se reconocen en tanto indígenas, pero poseen formas de entender el mundo y organizar la vida que provienen de la...
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