MInujin Y Anguita
Universidad de Buenos Aires. Disponible en el Repositorio Digital Institucional de la Universidad de Buenos
Aires:
Clase media (II)
Seducida y abandonada
En las tres últimas décadas, en la Argentina se redistribuyó el ingreso de manera brutal a favor de lossectores más poderosos, provocando la pauperización de gran parte de nuestra sociedad. Un grupo
social hasta entonces paradigmático y distintivo de nuestro país, la clase media, sufrió –y sufre–
especialmente este proceso. En una investigación de Alberto Minujin y Eduardo Anguita recientemente
publicada por Edhasa (La clase media: seducida y abandonada) se analiza esta transformación de la
clasemedia –no sólo vista como víctima, sino también como victimaria– y su relación con los sueños y
esperanzas de cara al futuro.
Eduardo Anguita
Licenciado en comunicación (UBA). Docente y periodista universitario, ha publicado varios
libros referidos a la historia argentina reciente.
A partir de la crisis de diciembre de 2001, la mayoría de los analistas e investigadores
sociales consideran que esefue un momento bisagra en la historia argentina. Algunos
centraron su observación en las formas institucionales, otros en la corrupción política,
otros en la dependencia financiera o en la seguridad.
El antes y el después tiene que ver con algo más profundo y complejo: los modelos de
concentración económica que acompañan la globalización de los negocios y el agresivo
proceso de exclusión socialque constituyen su principal emergente. En el caso argentino,
para entender los niveles de pobreza de la actualidad es preciso contrastar cómo fue la
parábola que arrancó a mediados de 1975, con la crisis desatada por el Rodrigazo –en el
momento de mayor auge de las clases medias– y una caída sostenida de los ingresos de
los sectores medios y populares hasta su precipitada caída hacia fines de2001.
Hasta mediados de los setenta del siglo pasado, la clase media argentina se caracterizó
por mantener niveles de ingreso y de calidad de vida muy por encima de lo que
registraban otras capas medias en los países periféricos. Sin embargo, el fin de la guerra
fría y la descomunal concentración de la riqueza y el poder a escala mundial dejaron a la
Argentina sin sus históricas ventajas comparativas.Aunque los países más poderosos no
tenían motivos para otorgar un trato privilegiado al país, la clase media reprodujo valores
propios del consumismo, al tiempo que se desgajaban sectores la exclusión. Este proceso
fraccionó y diferenció socialmente a quienes poco antes fueron pares. Arquitectos
manejando taxis, patricios de dos apellidos al frente de una pizzería, señoras elegantes
que hacíantortas para vender en las panaderías, fueron moneda corriente en los últimos
años. Su ingenio no les alcanzó para mantener los lugares de prestigio social.
Concretamente, la emergencia de los nuevos pobres constituyó la antesala del escenario
actual. La clase media no tiene trabajo, la asaltan en el tren o el coche, recurre al ingenio
para comer con menos plata. No es observadora, sino protagonista.La convulsión coloca
a la clase media en una ambigüedad extrema. Conductas de rechazo a la corrupción y a
la concentración de la riqueza, de adhesión a la protesta y la participación social, conviven
con sensaciones de desesperación y de obsesión ante los propios problemas, el miedo al
futuro, la búsqueda de alternativas fuera del país, la falta de iniciativa y hasta la parálisis.
Esta gama deconductas y sensaciones no necesariamente divide a las personas, sino
que más bien convive en cada uno, de manera contradictoria, con un alto costo emocional
y provocando altísimos niveles de desequilibrios emocionales y psicológicos.
La crisis que estremeció al país a fines de 2001 creará transformaciones que,
probablemente, hagan imposible un nuevo resurgimiento de los sectores medios en los...
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