Mirar para ver...
Tener mirada no significa darse cuenta de que una situación trasciende de tal modo que se nos queda petrificada en la mente o en una fotografía, porque esel nacimiento, el cumpleaños, la fiesta o la catástrofe que no se repetirán. Tener mirada es llenar de sentido esos acontecimientos otorgándoles intimidad, viéndolos como algo propio, reconociéndonosen ellos. Por ejemplo, la exaltación de esa agresiva forma de incultura que es el desprecio de las ideas y de la moral y su reemplazo por la chabacanería, la picardía, el cinismo, la jerga y lajerigonza, son de otros hasta que nos preguntamos si no es también un atributo nuestro, que lo hemos aceptado de tal modo que no solo no nos sorprende, sino que hemos terminado por no verlos.
Cuandoalguien pasa y patea a un perro callejero, en el instante en que otro deja la basura a mitad de cuadra y la de más allá va insultando a su hijo pequeño con palabras que el editor de esta página mecensuraría con razón, quizá lograremos fijar este cuadro desagradable en nuestras mentes por un rato, pero lo olvidaremos al doblar la esquina porque en apariencias no tiene nada que ver con nosotros.Cuando este tipo de hechos y otros parecidos se convierten en la regla y no en la excepción, terminan existiendo como los postes de la luz o los árboles que franquean la calle que todos los díasrecorremos y que ya ni nos damos cuenta de que existen. No solo no los miramos, sino que ya ni siquiera los vemos.
Con toda razón me decía una amiga el otro día que el gran alarde intelectual que puede...
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