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Hasta mediados del siglo XVLL, la calle Republiquetas era de las más apartadas y menos concurridas. Hacia la primera cuadra vivía por aquella época una moza, bonita, graciosa y llena de todos los atractivos. Su madre la mimaba y cuidaba reservándola en mente para quien la mereciera por el lado de los bienes de fortuna, la buena posición y la edad sereno juicio.
Perosucedió que la niña puso los ojos y luego el corazón en un mozo que, aparte de la buena estampa y los desenvueltos ademanes, nada mas tenia a la vista, cuando la celosa mama se dio cuenta de que el fulano rondaba a su joya viviente, redoblo la vigilancia sobre esta, a extremos de no dejarla salir un paso…. Pero el galán resulto tan enamorado como paciente y tan firme como tenaz en conseguir el logro desus ansiedades amorosas. Desde la mañana hasta la noche, ahí estaba en la esquina, plantado a la espera de que la amada se asomase al corredor o siquiera a la puerta, para cambiar con ella alguna mirada.
Por aquellos tiempos del rey había en todas las esquinas recios troncos de cuchi al raz de las aceras, para proteger las casas de los encontrones de un carretón o servir de señal para la linea delo edificado. Se les daba corrientemente el nombre de mojones.
La mama de la chica oscilando entre el cielo y el recelo, despachaba su mal humor con esta frase ¡ya esta ahí ese mojón con cara¡ ¡ya esta ahí ese mojón con cara¡ Ignorando como su presunta suegra que quería burlarse de su constancia y firmeza, el enamorado en sus largas esperas, dio en la practica de distraerse con el mojón.
Conel trazao que llevaba al cinto, como todos los galanes de su tiempo y condición empezó a labrar el duro palo, con miras a darle en la parte superior la forma de una cabeza humana.
Una madrugada de esas advirtió la mama con el natural sobresalto que la niña había desaparecido de la casa. Creyendo hallarla en palique con el aborrecido corrió a la esquina. Pero la mimosa no estaba allí, ni en partealguna de la ciudad. Paloma con ansias de volar, había alzado vuelo con el palomo, la noche anterior.
Pero quedaba en la esquina el mojón con cara que la paciente mano de galán había tallado en sus horas de amante espera.
La Leyenda del Silvaco.
En la antigüedad se comentada con mucho énfasis, en el ambiente campechano, muchos cuentillos que estaban reñidos con la moral y las buenascostumbres. Anécdotas estas que eran temerarias y tétricas que convencían a cualquier incrédulo.
A lo largo de la serranía conocida “loma de 25”, cercana de la ciudad de Montesclaros, vivían Don. Parcasio y Doña Saturnina, repentinamente el laborioso y trabajador esposo cayo en cama presa de una enfermedad desconocida, vanos fueron los esfuerzos para su recuperación, el enfermo viéndose grave y sinesperanzas de salvación, hizo venir a su amigo y compadre Ebaristo Quiñones y en el delirio de su muerte le suplica cuide celosamente la hacienda y le ayude a su comadre en todos sus problemas que se le presenten, ya que podían abusar de ella. Ebaristo acongojado por lo irreparable acepto prometiendo firmemente cumplir su último deseo. Don Parcasio falleció, dona saturnina, aun joven quedo bajo laprotección masculina de su compadre Ebaristo.
Una tarde de junio, cuando recrudecía el invierno el compadecido compadre deseoso de cumplir el último deseo de su compadre Parcarsio, llego a la casa de la viuda, esta con su característica hospitalidad, le presta todas las atenciones que el caso requiere. Después de la cena, se trenzan en la charla de sus problemas, el tema centrar era la delfinao, tan bueno que era etc. no obstante que hacia mas de un año de aquella fatalidad. Doña saturnina le sugiere se quedara por aquella noche a dormir, pretextando el tiempo reinante y que nos seria justo dejarlo marchar. Ebaristo accedente al pedido y de inmediato acomodo una cama en el otro extremo de la habitación donde ella dormía.
Los compadres después de su prolongada tertulia decidieron...
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