Misterio En Colman Valley
Siempre me consideré una persona del corriente, incapaz si quiera de entender los más minúsculos actos que se salen de las normas y leyes del estado. Sobre todo siendo un funcionario yprotector de ellas. Me resultaba, a todas luces, increíble que coexistieran ley y crimen, como en una armónica danza en espiral, casi en una dependencia viciosa que da sentido al comportamiento humano ensí mismo. Y si bien, entendía que no había medio alguno por el que las autoridades pudiesen quitarme de encima el tormento, pues aquel hombre no había hecho nada explícitamente contra mí, seguíaamparado en la idea de que las supuestas jornadas de vigilancia le alejaran de mi hospedaje.
Fue, con excepción de este momento, hace dos días la última vez que cruzamos miradas, regresaba de comprarunos cuanto víveres, entré a casa y al girarme para cerrar la puerta, distinguí su silueta, el destello de un cigarro encendido y el… el… ¡bueno! ¡Esa sensación de que era él!
Me resulta difícilcondensar todos mis pensamientos en estas hojas, siento la tensión en mis brazos y manos, mis latidos no se exaltan, pero mis sentidos se vierten hacia afuera… creo que debo seguir. Todo esto empezó haceunos dos meses aproximadamente, para un noviembre, a vísperas de celebrar el último mes del año cuando mis padres vinieron de visita desde la capital, con la esperanza de pasar una navidad memorable,...
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