Mito guatemala
Carlos Sabino
Sobre el enfrentamiento armado que desgarró a Guatemala entre l962 –cuando se realizó la primera acción guerrillera- y 1996 –fecha en que se firmaron los Acuerdos de Paz- se han construido diversos mitos que presentan un relato polarizado, esquemático, en el que parecerían existir sólo dos actores principales. Ellos son los militares, presentadoscomo victimarios, y los campesinos indígenas, víctimas inermes de la violencia castrense. Abundan las narraciones de las matanzas que cometieron los primeros barriendo de la faz de la tierra aldeas enteras, aderezadas generalmente con detalles macabros de brutal sadismo, que casi nunca se pueden comprobar o que resultan manifiestamente falsos, como los que aparecen de un modo reiterado en el libroMe llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, ampliamente difundido en todo el mundo. Pero la explicación que se da a estos horrores queda normalmente en la penumbra, es siempre limitada y sirve para ocultar el problema esencial, la verdadera causa que produjo esos sangrientos sucesos.
Suelen presentarse los hechos como si una población indígena brutalmente explotada por terratenientessin escrúpulos comenzase a despertar de pronto, organizándose para reclamar sus derechos y tratando de salir de una existencia signada por la miseria y la discriminación. [V. Santos, pp. 13-14 y 25 y ss.] El brazo armado de los terratenientes, que no es otro que un ejército a su servicio, habría comenzado así una represión que, selectiva al comienzo, se convirtió luego en un auténtico genocidio.Los campesinos, impotentes, habrían sido masacrados sin poder ofrecer resistencia alguna ante sus verdugos, quienes, gozando del poder político y militar, habrían podido así escapar a la acción de la justicia. Las matanzas, además, habrían tenido un definido corte racista: algunos llegan a afirmar –como la escritora Margarita Carrera, por ejemplo- que se pretendía eliminar a toda la poblaciónindígena, en un claro acto de genocidio que aún no ha sido castigado. Para completar el cuadro se añade que la Iglesia Católica habría salido en defensa de los indígenas para recibir, ella también, una represión despiadada y sistemática.
El cuadro que de este modo se presenta, y que no creemos estar exagerando en lo más mínimo, no tiene el menor asidero en los hechos comprobables, todavía vivos en lamemoria de millones de personas y registrados en innumerables documentos de todo tipo. Porque si es cierto que hubo represión ella no comenzó por causa de que las “masas campesinas” se organizasen por fin de un modo autónomo para luchar por sus justos derechos sino por una razón más clara, directa y obvia: porque en Guatemala se creó una guerrilla rural, que llegó a tener en su momento ampliosrecursos a su disposición, dispuesta a todo para tomar el poder e implantar en el país un socialismo de corte marxista y autoritario, según los modelos de los países que desde el exterior la apoyaban: Nicaragua, Cuba, Vietnam e, indirectamente, la Unión Soviética y sus aliados. No hubo represión alguna contra los campesinos que, entre 1955 y 1972, comenzaron a organizarse en sus aldeas y encooperativas de más amplio alcance, algunas promovidas por la Iglesia Católica, como el mismo sacerdote jesuita Ricardo Falla se ha encargado de relatar en Quiché Rebelde. La rebeldía de los indígenas, para quien no haya leído el libro, se refiere a un movimiento de rechazo hacia la costumbre, la forma de culto difundida como modo sincrético de religiosidad entre el cristianismo y los vestigios dereligiones anteriores, y no tiene nada que ver con la búsqueda del socialismo o la oposición a los grupos étnicos no indígenas.
En este sentido cabe apuntar que la población indígena de Guatemala, fragmentada en una veintena de etnias diferentes, gozó siempre de una organización comunal que se expresó con bastante fuerza en muchos de los municipios del país. En Guatemala había alcaldes indígenas desde...
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