LAS FORMAS DEL MITO Mitos de creación y de origen Por Severino Croatto 1. Los mitos de creación Si el mito es el relato de un suceso divino de realidad significativa, es evidente que el mundo y el ser humano son las primeras de esas "realidades" cuyo sentido el hombre religioso busca interpretar. Como es prácticamente universal la creencia en un Ser Supremo, así también es normal encontrar en toda cultura un mito de creación, cosmogónico y antropogónico. El mito antropogónico puede ser un mito independiente o estar incorporado al cosmogónico (las dos formas en Génesis 2:5‐25 y 1:1‐2:3, cf. 1:26‐30). La creación del ser humano suele formar parte del mito cosmogónico de alguna forma, puesto que en toda cosmovisión el puesto de aquel en el mundo es una preocupación primaria. Pertenece también a la constelación ideológica de la cosmogonía el mito de fundación de la ciudad central de un grupo cultural o de una unidad política. El caso más relevante es el del Antiguo Egipto. En cada uno de los sistemas religiosos dominantes ‐de Hermópolis (Unu), de Heliópolis (O en Génesis 41:44‐50 y 46:20), de Menfis y de Tebas‐ el mundo es imaginado como emergiendo de un estado acuoso primordial (el Nun) en la forma de una colina, que será el "centro del mundo" (simbolismo de la montaña cósmica) pero que se situará en cada una de esas ciudades, según cada tradición. En el poema babilonio de la creación, la fundación divina de Babilonia (Enuma Elisch V:107‐VI:120) sigue inmediatamente a la cosmogonía y es el centro del mito; la antropogonía misma (VI:1 ss) pertenece a ese contexto, por cuanto el ser humano es formado para que, cargando con el servicio de los Dioses, éstos puedan reposar (VI, línea S). Cuando R, Pettazzoni estable la tipología mítica insiste en que el mito cosmogónico no intenta responder a una pregunta por la causalidad, criticando así a varios autores (W. Schmidt, N. Soderblom, A. Lang y otros), sino a una necesidad vital, la de garantizar la existencia misma del universo y del cosmos, su estabilidad y permanencia. La preocupación no es intelectual sino existencial. El suceso cosmogónico, en efecto, define la posición del ser humano dentro del cosmos. Es muy variada la configuración del acto cosmogónico, según las culturas y su relación con el mundo. La infinita variación de los símbolos se hace patente en esta clase de mitos. Se puede hacer, y se ha hecho, una tipología de los mitos de creación, cuyas figuras principales son las siguientes: 1.1 Mitos de emersión En estos mitos la tierra o el agua son pensados como conteniendo en sí toda potencialidad de existencia. Predomina la creación del mundo a partir de las aguas o de las tinieblas primordiales, lo in‐forme y potencial de donde surgen las primeras formas. En el simbolismo indicado está connotada la eternidad de la materia del mundo. La creación es en realidad una organización de lo indeterminado. Un ejemplo conocido es el de las cosmonías egipcias antes aludidas. En el Nun primordial, las aguas indiferenciadas, se formará (por ejemplo en la teología hermopolitana) la Ogdóada inicial y emergerá la colina de Hermópolis como "centro del mundo". Aparecerá luego el sol, quien será el creador que 1
emerge del Nun sera Atum, que también será incorporado a la simbología solar (Ra). Así en la teología heliopolitana. Las cosmogonías egipcias en general hacen emerger el mundo del Nun acuático primordial. No está lejos de ese simbolismo la aparición de la tierra de entre las aguas del diluvio, según el libro del Génesis (8:5 las montañas o colinas; v.14, la tierra). El diluvio, en efecto, es una vuelta al caos oceánico, del cual resurge la nueva tierra, ahora purificada de la maldad humana. ...
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