Mitos


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Martes 27 de Agosto del 2013
Mitos Urbanos
El ahorcado
Mucho han evolucionado las fiestas de Halloween. En sus inicios
bastaba poner en los hogares dos o tres calabazas adornadas o algunas siluetas recortadas de brujas y fantasmas pegadas al cristal. Hoy,
sin embargo, sobre todo entre las clases altas, se celebran fiestas en
las que la ambientación desempeña un papelfundamental: falsa sangre vertida, ataúdes abiertos, monstruos, e incluso maniquíes a los
que les han arrancado la cabeza o les falta algún miembro. Como en
Navidad, la ornamentación tiene un papel capital, y se hacen auténticas procesiones de casa en casa para comprobar la originalidad
de algunos decorados.
Por todas estas razones es normal que la leyenda que relatamos a continuación se repitacada año y se haya convertido prácticamente en un clásico rumoreado al acercarse la fecha.
Se habla de que una mujer desesperada decidió quitarse la
vida en una noche de Halloween. Mientras vagaba de calle en calle abstraída en sus funestos pensamientos se fijó en uno de los árboles frondosos que proyectaba su ramaje por fuera del jardín. Arrastró un cubo de basura que había frente a la puerta y,sin cavilar ni
razonar, lo colocó bajo una de las ramas y se encaramó a él. Se quitó después el cinturón, lo ató a la rama del árbol y se lo ajustó al
cuello. Sólo tuvo que empujar el cubo con el pie y su vida duró apenas unos segundos más.
El cadáver quedó suspendido y se convirtió en la macabra atracción de aquella noche.
La gente que paseaba por la calle o que circulaba con el coche
sequedaba impresionada, todos coincidían en la espectacularidad
del montaje; uno de los vecinos le dijo a su mujer:
—¡Esta vez María y Fernando se han superado! ¡Son geniales!
¿Dónde habrán encontrado un maniquí tan perfecto? ¡Da miedo!...
¡Fíjate en su mirada!
Los dueños no regresaron a su casa hasta el día siguiente, pasaron la noche en casa de los padres. Y por eso el cadáver de la pobre
mujerya empezaba a descomponerse cuando lo bajaron de la rama;
había permanecido un día entero suspendido del árbol sin que nadie
advirtiera que se trataba de un ser humano y no de un maniquí.
Caramelos envenenados
En España comienza a arraigar la tradición de celebrar Halloween.
Muchos niños y jóvenes han adoptado la fiesta y se dedican —como
desde hace años en Estados Unidos— a ir de casa encasa dando a
elegir entre «truco o trato» y demandando su premio en forma
de caramelos.
En nuestro país no ha dado tiempo siquiera a que se instalen
leyendas, que en Estados Unidos llevan circulando muchos años,
como aquella en la que algunos desalmados se dedican esa noche a
repartir caramelos envenenados o, los más crueles y degenerados,
a colocar en su interior restos de agujas o pequeñosartilugios punzantes.
En Estados Unidos se han practicado algunas detenciones
por hechos de este tipo, y en algunos estados de la unión, tales
como Nueva Jersey, se han promulgado leyes específicas con que
castigar las fechorías de algunos delincuentes desprovistos de razón que aprovechan Halloween para satisfacer sus bajos instintos
criminales.
Con anterioridad a la costumbre de regalar alos niños golosinas se les entregaban manzanas. Y también en el interior de alguna pieza de fruta se encontraron, para preocupación de muchos
padres, cuchillas de afeitar.
Obviamente, los tiempos avanzan y en los últimos años corre la leyenda de que las golosinas pueden estar rellenas de narcó-
ticos, o incluso, de sangre infectada con el virus del sida.
El vecino aterrorizado
La policía nopodía dar crédito a lo que veía: tumbado en el jardín hallaron el cadáver ensangrentado de un individuo disfrazado
igual que el asesino de la película La matanza de Texas. De hecho,
tuvieron que detener la sierra eléctrica que aún rugía entre sus manos. El sargento que investigaba el crimen observó que el vidrio de
una de las ventanas estaba destrozado. Con precaución, se acercó
a la vivienda...