Modelos urbanos
URBANÍSTICA 1 // 2011-2012 RUEDA, Salvador. 2002. Modelos urbanos y sostenibilidad.
Modelos urbanos y sostenibilidad.1
Salvador Rueda Palenzuela
MODELOS URBANOS DE OCUPACIÓN DEL TERRITORIO: LA CIUDAD COMPACTA Y LA CIUDAD DIFUSA
En este documento se analizan los aspectos básicos de dos modelos antagónicos representados por la ciudad compacta y compleja, y por la ciudad difusa, dispersa en el territorio. Sabemos que estos modelos no se encuentran en la realidad en estado puro y, por tanto, lo que se expone más adelante no deja de ser una simplificación que tiene su justificación en facilitar el hilo de la exposición y sobre todo en marcar dos polos extremos que nos ayuden a situar, luego, los modelos de cada ciudad con relación a éstos; saber si nos acercamos más o menos al modelo de ciudad compacta o al modelo de ciudad difusa. Los dos modelos se representan en sendos esquemas, donde se puede comprobar que en el modelo de ciudad difusa el consumo de materiales extraídos de los sistemas de soporte para mantener el tipo de organización urbana, es mayor que el correspondiente al modelo de ciudad compacta. Lo mismo sucede con relación a los flujos contaminantes proyectados sobre los sistemas de soporte de ambos tipos de ciudad, debido a los modelos de movilidad, edificación y servicios asociados de cada modelo urbano. Se comprueba, también, que la complejidad de los distintos tejidos de la ciudad difusa es verdaderamente reducida, y en cambio es elevada en la mayor parte de la ciudad compacta.
LA CIUDAD DIFUSA Y SU DISPERSIÓN EN EL TERRITORIO
La tendencia actual de producir urbanización consiste en la implantación de usos y funciones en el territorio de un modo disperso, buscando la «compatibilidad» entre los usos y la mejor ubicación de las actividades económicas en las redes que el nuevo urbanismo va dibujando. Esta forma de proceder obtiene su carta de naturaleza después de la aparición de la Carta de Atenas y la llamada planificación funcionalista. La racionalización planificadora que se busca, zonifica el espacio asignando una única función (en muchos casos) a un determinado territorio de modo que las distintas funciones se encuentran separadas unas de otras: la universidad, la industria, la residencia, las áreas comerciales, las oficinas, etc., se separan físicamente. La conexión entre ellas sólo puede realizarse con medios mecánicos a través de una densa red de carreteras y vías segregadas de transporte privado. Una vez se han separado las funciones, el ritmo de crecimiento de las nuevas áreas urbanas irá a expensas del crecimiento de la red de movilidad, que será el motor y marcará el ritmo de la explosión urbana. La red se convierte en el verdadero estructurador del territorio. Al principio los puntos son los nodos estratégicos de la red más apetecidos por las actividades que buscan en los mismos más ventajas de oportunidad espacial. Posteriormente se van ocupando los aledaños de las vías principales y, finalmente, se ocupan las intervías. El resultado es una malla de carreteras y vías segregadas que en ocasiones compartimentan el territorio en polígonos de 4 ó 5 km de lado, que va llenándose de edificaciones dispersas, a un ritmo de implantación que no se había conocido en la historia de la humanidad. Buena parte de las ciudades y regiones metropolitanas europeas, en poco menos de 30 años, han duplicado y en ocasiones triplicado, la ocupación del suelo urbano en relación a su historia anterior. Además de separar funciones en el espacio, segrega socialmente a la población en el territorio, que accede a una residencia (una urbanización determinada), y por tanto a un determinado territorio, en base a su capacidad económica. ...
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