Molinos De Viento
Levantándose como pudo, se dirigieron al Puerto Lápice. Iba don Quijote de medio lado sobre Rocinante y con muy mal aspectopor los golpes recibidos. La lanza se le había roto y le iba comentando a Sancho que cuando encontrase una buena encina se haría otra igual o mejor que la primera. Sancho sintió ganas de comer, donQuijote dijo que lo hiciera él, pues no tenía hambre.
Aquella noche la pasaron entre unos árboles. Sancho, durmiendo a pierna suelta. Don Quijote, después de haberse hecho la lanza, pensando enDulcinea. A la mañana siguiente tampoco quiso desayunar don Quijote, pues se alimentaba con los recuerdos de Dulcinea. Le pidió a Sancho que si tenía que entrar en una nueva aventura, solamente le ayudasesi se trataba de canalla y gente baja”; no, si eran caballeros andantes.
Estando en esta conversación aparecieron a lo lejos dos frailes subidos en sus mulas. Detrás de ellos venía un coche con cuatroo cinco hombres a caballo y dos mozos a pie. En el coche iba una señora vizcaína que se dirigía a Sevilla. Don Quijote confundió de inmediato a los frailes por encantadores que llevaban secuestradauna princesa. Siguiendo su propósito de deshacer entuertos se dispuso a atacarlos. Sancho le volvió a corregir al igual que en los molinos. Desistió de la advertencia de Sancho y tomando carrera...
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