Monólogo

© José Luís Baringo Jordán 2010

Sobre el colegio y otras lindezas

Cuando estaba en el colegio, si no te sabías la lección, el maestro te castigaba sin recreo, con
deberes para casa, etc. Laculpa era tuya, no podías alegar que el profe “no sabía enseñar”, no. Ni
hacer una protesta al dire: “Don fulano me suspende porque me tiene manía”. ¿Qué has dicho
chaval?
Una obsesión que teníancontigo era la ociosidad; no podían verte sin hacer nada. Con lo
bueno que es tumbarse a la bartola. Te pillaban en el recreo haciendo corrillos: ¿qué hacéis ahí?
¡Hala, a jugar al balón!; ytrescientos tíos corriendo detrás de una pelota. Que pesaos eran. Luego
llegabas a casa derrengao, y tu madre:
-¿Qué te pasa hijo? Te voy a dar un reconstituyente: aceite de hígado de bacalao.
Y tu:
- Nomamá. ¡Aceite de bacalao, no!
Pero tu madre insistía:
- Pues será que no has ido al váter. ¡Toma! (hace el gesto de verter el líquido en una
cuchara), una cucharada de aceite de ricino.
Y tu:
- No,por favor (suplicando). Espera un momento.
Sólo oír esa palabra, se te removían las tripas, se aflojaba el esfínter, y salías disparao al
fondo del pasillo a la izquierda; ahí sí, al váter.
Otramanía que tenían en el cole, era que te sorprendieran mirando al techo:
-¡García! (muy torvo), ¿otra vez mirando las musarañas?
¿Qué contestabas? ¡Si no las habías visto nunca! Luego me he enteradoque las musarañas ni
vuelan ni trepan, pero ya es tarde.
Una manía más, y no era baladí, eran los pensamientos: los impuros. Antes se pecaba de
pensamiento, palabra y obra, y te tenías que confesar;sí, si. Ibas al cura y le decías: “mire, he
tenido malos pensamientos”; y el cura: (con interés), “¿cuántas veces?”, “¿cuántas?”. Y tú: “pues
dos, tres, no me acuerdo”. “Hala pues, de penitencia…,esto y esto, y blablabla”. ¡Por imperativo
legal! Salías compungido pensando en el cielo (todos aburridos mano sobre mano), el purgatorio
(que ya lo han suprimido), y el infierno (con Pedro...