MONOGRAFIA Emma Zunz
centrales en la obra de Jorge Luis Borges.
En el cuento "Emma Zunz" se plantea el problema de ¿cómo se dice, cómo se lee,
cómo se escribe la verdad? Aplicando los procedimientos literarios del escritor o
"proceder" clásico, que quiere limitarse "a registrar una realidad, no a representarla"
(218), Borges demuestra que aún respetándose rigurosamente no es posible decir,
leer y escribir la verdad, demuestra la insuperable distancia entre el lenguaje y su
referente empírico y cómo ella hace posible y multiplica las postulaciones de la
realidad, en lo que radica su carácter eficaz en su misma ineficacia. En efecto,
Borges despliega los tres modos que distingue de "la postulación clásica de la
realidad" para llevarlos a su máxima tensión y construir un relato que, a pesar de ser
verosímil, de corte "realista" y no fantástico, desrealiza la realidad representada; un
relato donde el "juego preciso de vigilancias, ecos y afinidades" acaba por construir
una serie de versiones distintas de los mismos hechos: versiones, inversiones,
reversiones, subversiones que coexisten y se interpenetran insospechadamente,
descentrando el relato en una diversidad de argumentos secretos.
Comenzaremos por examinar la aplicación de los tres modos que asume "la
postulación clásica de la realidad":
El primero de ellos es "la notificación general de los hechos que importan" (220), es decir, solamente la mención de los sucesos o circunstancias que resulten
fundamentales en el desarrollo del relato, sin detenerse en la proliferación de
detalles que no tengan mayor significación. Se practican aquí los procesos de
selección e imprecisión que, al constituir también las operaciones básicas de los
procesos psicológicos de percepción de la realidad, favorecen la verosimilitud en
literatura. Lo apreciamos en diversos lugares del cuento, tales como sus primeras
líneas o el penúltimo párrafo, que citamos a modo de ejemplo:
Los ladridos tirantes le recordaron que no podía, aún, descansar. Desordenó el
diván, desabrochó el saco del cadáver, le quitó los quevedos salpicados y los dejó
sobre el fichero. Luego tomó el teléfono y repitió lo que tantas veces repetiría con
esas y otras palabras: Ha ocurrido una cosa que es increíble... El señor Loewenthal
me hizo venir con el pretexto de la huelga... abusó de mí, lo maté... (568).
Párrafo que resulta particularmente interesante, pues permite observar desde ya
que no sólo el narrador, sino también la protagonista del relato aplica los
procedimientos "clásicos" de representar la realidad. Veremos más adelante los
efectos de tal recurso.
Este primer modo es el procedimiento básico que se utiliza para construir el
"argumento inmediato" del texto: la historia de una joven que venga a su padre
elaborando un complicado plan para castigar impunemente al verdadero culpable
del robo por el que su padre fue condenado.
El segundo modo propio de la postulación clásica de la realidad es "imaginar una
realidad más compleja que la declarada al lector y referir sus derivaciones y efectos"
(220). Se aproxima más a lo particular, consiste en enunciados o declaraciones que
aluden a otra realidad abriendo el relato a posibilidades narrativas no desarrolladas
en el texto. A modo de ejemplo podemos mencionar una brevísima observación del
narrador, que figura entre paréntesis, cuando refiere los recuerdos que asaltan a
Emma al enterarse de la muerte de su padre: "Recordó veraneos en una chacra,...
recordó (trató de recordar) a su madre,... recordó el auto de ...
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