Monolito de tlaloc
El recuerdo de aquel abril y la lluvia que caía sobre la cuenca de México fue premonitori:, a la manera de los dioses griegos, este dios dador de la lluvia y el trueno, seresistía ante el asombro de todos a dejar su antigua casa, aquella que presidían los sacerdotes y los señores, aquella en la que el pueblo asomaba, como en esta ocasión, para conocer con asombro susdesignios.
16 de abril de 1964:
Las sombras de la noche caían sobre la ciudad de México cuando una gigantesca plataforma rodante -construida ex profeso- cruzaba por la antigua urbe; en ella setransportaba el gigantesco monolito que hasta entonces había permanecido en su sitio original, en las laderas de la Sierra Nevada, en las proximidades del pueblo de Coatlinchan, al oriente del Valle de México.La mole impresionante de Tláloc
en su lugar de origen despertaba el interés y el asombro de quienes lo visitaban. Coatlinchan, Estado de México, 1950. SINAFO, INAH
El bullicioso movimiento delos mexicanos se detuvo por el efecto majestuoso que causaba el lento rodar de aquella impresionante maquina que parecía salida de una historia de ciencia ficción: todos sabíamos que la ancestraldeidad de la lluvia había sido arrancada de la cantera original donde la trabajaron sus primigenios escultores, quienes ahí la abandonaron inconclusa y donde permaneció hasta que los planificadores delnuevo edificio del Museo Nacional de Antropología decidieron que debería de ser uno de los objetos claves en la nueva exhibición.
Colocar el Tláloc
en su sitio actual resultó una tarea compleja en laque participaron diversos especialistas. Reforma y Gandhi, México, DF. 1964, SINAFO, INAH
Para realizar la tarea de trasladar el monolito se construyó en la cantera -donde se hallaba depositado-un armazón de viguetas de acero que permitió levantar el monumento con cables del mismo material. De esta manera se pudo transportar el monolito mediante un gran remolque hecho especialmente para...
Regístrate para leer el documento completo.