Monologo

Adrenalina, feniletilamina, oxitocina y otras hormonas del amor (Monólogo) Juan Carlos Rubio Escena única LAVANDERÍA. Nos encontramos en una de esas lavanderías de corte anglosajón que últimamente abundan en Madrid, en las que puedes lavar tu ropa echando unas monedas y esperar tranquilamente sentado mientras termina el programa. Para crear ese espacio sólo necesitamos una lavadora y un banco detres asientos. Una mujer de unos treinta y tantos está sentada. A su lado, en el suelo, una bolsa de deporte. Mira fijamente la lavadora. MUJER.- Guapo... Sí, sí, guapo... No atractivo o morboso, que es algo que se dice a menudo, cuando la cosa no termina de cuajar... No. Raúl es guapo... Guapo a rabiar... Moreno, un pelo ensortijado que le cae así, como quien no quiere, qué casualidad, por aquí ypor allá y le da ese aspecto tan... tan suyo. Y esos ojos verdes... O azules, que a veces, cuando te mira fijamente ya no sabes bien cual es su color. Sólo sabes que se clavan en ti... Una, dos, tres veces... ¡Las que haga falta! Y que te da un vuelco el corazón... Como me dio a mí el día que le conocí... Sí, sí... Aún me acuerdo... ¡Quién podría olvidarlo! Se acercó con paso seguro, sincomplejos... «¿Estás sola?». «Ya no...» le dije más chula que un ocho... Qué morro, qué morro he tenido siempre que me ha venido bien... Cuando no me ha venido bien, no, no he tenido nunca la misma fuerza, pero... «¿Quieres una copa?» «¿Por qué no?...» Qué mareo y encima era un poco garrafón ¿no? Claro que de eso no te das cuenta hasta que es demasiado tarde... «¿Mi casa o la tuya...?» «No, no, mejorvamos en taxi, no vayamos a terminar en un control de alcoholemia, riéndonos de un picoleto...» El taxista flipando, claro... «Un quinto sin ascensor, lo siento, nene, así somos las chicas modernas...», «Qué piel más suave, qué bien besas, seguro que no somos capaces de echar otro...» ¡Uf, y dos más incluso...! Velas, caricias, sabor a tabaco en nuestros labios, cuántas cosas en común ¿no?... «¿Quévas a hacer mañana?» Una cena romántica, presentar a los amigos, «Es que no puedo estar sin verte, oye...» «¿Me has embrujado o qué, tío?»... «Fíjate, a lo tonto ya tres meses que llevamos juntos y... ¡Un año ya!»... «No, yo paso, paso, cari, ¿casarnos? ¿para qué?» «Bueeeeeno, total, sí, es sólo un trámite, pues...» «¿También por la iglesia, que tus padres son muy tradicionales y te han educado así?Luego echáis la culpa a las mujeres...» (Se encoge de hombros) Yo vestida de novia, quién lo iba a decir... «Qué detalle tu madre regalarnos las sábanas que tu abuela usó en su noche de bodas, qué bonitas, ya no queda algodón como éste, claro que no...» «¡A ver, el ramo donde lo tiro! Uy, lo ha cogido la Loren, esa no se casa ni aunque le caiga una floristería encima...». «Pues el pisito no haquedado nada mal, el barrio está un poco lejos del centro, pero ¿qué más da? Yo sólo quiero estar contigo, y que me mires con esos ojazos azules o verdes, y tocarte el pelo, y volver a sentir ese olor a tabaco en tus labios y que me digas...» (Pausa. Frágil) «Últimamente estás más serio, Raúl...» «No, no es que yo me pueda quejar, pero...», «Ya, ya sé que no podemos estar siempre en esa nube que telleva al cielo directa. El otro día leí en una revista de esas que nos gustan a las mujeres que el amor no es más que una reacción química. Cuando conoces a alguien desprendes una hormona... Adrenalina, eso adrenalina... Lo nuestro era pura adrenalina... Y que luego ya, las cosas se calman y viene otra hormona de un nombre imposible... Fenile... Bah, no me acuerdo... Y luego otra más raratodavía... Y que las cosas al final ya no son iguales pero...», «¿Hoy tampoco vas a venir a cenar? Había comprado una botella de vino para celebrar nuestro aniversario y...», «No te estoy presionando, cari, no te quiero presionar, mi amor... Sé que tienes mucho trabajo y que...», «Está bien, está bien, no te enfades... Antes no te enfadabas conmigo y ahora... Ahora me haces un poco de daño al agarrarme...