monseñor Romero

Monseñor Romero y la Verdad.

Y hablo en primera persona porque esta semana me llegó un aviso de que estoy yo en la lista de los que van a ser eliminados la próxima semana. Pero que quede constancia de que la voz de la justicia nadie la puede apagar ya…
(24-2-1980)


La verdad nos hará libres:

En la medida que transcurren los años, desde aquel trágico lunes 24 de marzo de 1980, muchode lo que sucedió en torno a la muerte y a la vida de nuestro guía espiritual se ha ido aclarando, en gran medida hemos ido comprendiendo sus palabras, sus textos, su vocación, de la misma manera que se han entendido las causas que motivaron a sus asesinos.

La palabra que define en mucho la personalidad y la entrega de Monseñor Romero es “verdad”. No podríamos recordarle ni mucho menos hablarde su vida, pero sobre todo de su legado, sin detenernos en la verdad. Sin verdad no es posible hablar de Romero. Sin verdad no podemos recordarle Sin la verdad no podemos ser guiados por su enseñanza.

Romero fue un pastor y un guía espiritual, es muy cierto. Pero también fue un juzgador de su tiempo, no un juez de la condena de los hombres sino del crimen y la obstinación por los queacumularon más riqueza, a costa de mayor pobreza. Era un ortodoxo que señaló de forma radical las causas de los sufrimientos que aquejaban a su gente. Eso solo es posible a través de la verdad.

El final de la tarde del lunes 24 de marzo de 1980 los salvadoreños supieron que algo definitivo había sucedido con sus vidas: “si lo mataron a él, pueden matar a cualquiera”, fue la frase que se disgregó enlas ciudades y caseríos, que fue dicha en el murmullo de una comunidad atrapada en el terror. Ese día, todos estábamos medio muertos y medio vivos, el pueblo estaba de luto.

Ese sentimiento de desamparo obedece a un sentimiento típico en los guías espirituales de la estatura de Romero: su decisiva influencia en las personas. Una influencia que no pudo ser evadida ni por los que le seguían nipor los que le odiaban. Esa es una de las claves para entender lo que se conoce como “El Caso Romero”.

Al provocar la muerte del pastor se produce de manera directa un ataque contra lo sagrado que él representaba. Y es aquí donde se produce una crisis espiritual del ser salvadoreño: no solo se mata al mensajero, iva más allá de eso, se intenta destruir el mensaje.

Sin embargo, la verdad deRomero fue creciendo. Esta actitud no fue del agrado humor de la derecha y los jefes militares de aquella época, porque propiciaba el encuentro masivo de feligreses en un solo lugar: la catedral de San Salvador. El resto de misas eran suspendidas en todo el país, y quienes no podían ir hasta la sede central participaban de la misma por medio de la radio. Se trataba de un revolucionario proceso decentralización de la religiosidad, de la educación y formación de decenas de miles de salvadoreños.

Vemos pues que en la voz de Romero, en la interpretación de la religiosidad, en los nexos que buscaba entre lo espiritual y la acción, en su vocación y entrega por la causa de los pobres, en una época de difícil acceso a la justicia, la equidad y la democracia, eran un riesgo ineludible hastapara el Arzobispo de San Salvador.

De ahí que el martirio de Romero está en franco rechazo a la impunidad y el olvido.

La impunidad ha sido uno de los más enfermizos obstáculos cuando la sociedad ha querido llevar adelante investigaciones que buscan esclarecer los crímenes contra la humanidad, de que fueron objeto nuestras sociedades. En relación a esto se ha hablado mucho de perdón y olvido.Cosa que no comparto pues solo puede haber perdón en la medida que hay recuerdo, memoria, que se da a conocer la verdad.



La memoria es un patrón que debe regir las ideas y las acciones de los luchadores sociales. Cada época tiene sus propios significados y derroteros. Es común escuchar decir que aquellas culturas que olvidan su pasado están condenadas a repetir la historia. Y generalmente...