Monsieur Peone

Noche, noche encantada, noche dolorosa, noche insensata, mágica y loca, y luego más noche. Noche que parece no acabar nunca. Noche que, sin embargo, a veces pasa demasiado rápido. Éstos son mis amigos, qué demonios... Fuertes, son fuertes. Fuertes como olas que no se detienen. El problema vendrá cuando uno de nosotros se enamore de verdad de una mujer. -¡Hey, espera que yo también me apunto!Nico los mira a uno tras otro. Están en la estacion de La Rambla. Han dejado abiertas las puertas de su diminuto auto y con la música a tope, improvisan un desfile de moda. -¡que gay! Guillermo camina con un contoneo exagerado por la calle. Volumen al máximo y gafas de sol oscuras muy fashion, un perro ladra a lo lejos. Llega Luciano, gran organizador. Trae Coronitas, apoya las chapas en unabarandilla y a puñetazos las hace saltar una tras otra, saca un limón de su mochila y lo corta en rodajas. -Eric, por si te ven, ¿ese cuchillo mide menos de cuatro dedos? Nico se ríe mientras lo ayuda, mete una rodaja de limón en cada Coronita y ¡chin chin!, brindan entrechocando con fuerza las botellas y alzándolas, luego sonríen con los ojos casi cerrados, soñando. Nico es el primero en beber. Respiraprofundamente y recupera el aliento. Mis amigos son fuertes, y se seca la boca. Es bueno poder contar con ellos. Con la lengua lame una gota de su cerveza. -Chicos, son mis hermanos... ¿Saben qué? Necesito amor. -Necesitas un polvo, querrás decir. -No seas cojudo —interviene Guille—, ha dicho amor. -Sí, amor -prosigue Nico- ese misterio espléndido, desconocido para mi... Eric se encoge de hombros.En efecto, piensa Nico, necesito amor. Pero tengo diecisiete años, dieciocho en mayo. Todavía estoy a tiempo... -Un momento, un momento, espera que ahora me toca chupar a mí... Y Nico recorre resuelto la estrambótica acera entre sus amigos que toman, se ríen y se divierten con esa extraña y espléndida cara blanca a la que, al menos hasta ahora, nadie ha golpeado todavía.

-Cariño, ¿estás en casa?Perdona que no te haya avisado, pero creía que iba a volver mañana. Alessandra entra en su casa y mira alrededor. Ha regresado antes a propósito con deseo de el, pero también con ganas de sorprenderlo con otra. Hace ya demasiado tiempo que no hacen el amor. Y, a veces, cuando no hay sexo, ello no significa sino que hay otra persona. Alessandra camina por la casa, pero no encuentra a nadie, enrealidad no encuentra nada. Dios mío, ¿acaso han entrado ladrones? Después ve una nota sobre la mesa. Su letra. -Para Alessandra. Te he dejado algo de comida en el frigo. He llamado al hotel para avisarte, pero me han dicho que ya te habías ido. Quizá querías descubrirme. No. Lo siento. Por desgracia, no hay nada que descubrir. Me he ido. Me he ido y basta. Por favor, no me busques, al menos por untiempo. Gracias. Respeta mis decisiones del mismo modo que yo he respetado siempre las tuyas. Elam.- No, Alessandra deja la nota sobre la mesa, no han entrado los ladrones. Ha sido el. Me ha robado la vida, el corazón. Ella dice que siempre ha respetado mis decisiones, pero ¿qué decisiones? Deambula por la casa. Los armarios están vacíos. Conque decisiones, si ni mi casa era mía. Alessandra ve quela lucecita del contestador automático parpadea. ¿Lo habrá pensado mejor? ¿Querrá regresar? Aprieta la tecla esperanzada. -Hola, ¿cómo estás? Hace tiempo que no das señales de vida. Eso no está nada bien... ¿Por qué no vienen Elam y tú a cenar una noche con nosotros? ¡Nos encantaría! Llámame pronto, Adiós. -Alessandra borra el mensaje. También a mí me encantaría, mamá. Pero me temo que esta vez metocará aguantar una de tus cenas sola. Y entonces me preguntarás: -Pero ¿cuándo se van a casar Elena y tú? ¿Qué estas esperando? Ya has visto lo hermoso que es, tus hermanas ya tienen hijos. ¿Cuándo me vas a dar un nietecito tuyo?- Y es posible que yo no sepa qué responderte. No seré capaz de decirte que Elam se ha ido. Y entonces mentiré. Mentirle a mi madre. No, no está bien. Con veintisiete...