Montt

En el tema religioso, el gobierno de Montt tuvo que sortear una cuestión delicada. Si bien sólo se permitía la práctica pública de la Iglesia católica, ésta aspiraba a obtenerun control más directo sobre la prensa, la enseñanza y el derecho a la censura sobre determinados libros. Al frente de los conservadores que reclamaban estas reformas seencontraba el arzobispo Rafael Valdivieso. Por su parte, el gobierno chileno poseía y quería conservar los derechos de patronato y exequátur como herramientas del Estado para podermantener el principio de soberanía nacional, postura sostenida especialmente por Antonio Varas, que aparecía como jefe de los regalistas.

Otras circunstancias se sumaron paraque las diferencias se ahondaran, y provocaran la división del partido gubernamental. Por un lado se alinearon los nacionales o monttvaristas y por otro los conservadores oultramontanos. Los primeros respondían a los líderes que estaban en el gobierno, sobre todo Montt y Varas; rechazaban la intervención de la Iglesia en cuestiones políticas y manteníanposiciones regalistas y liberales moderadas. Su divisa era ´la libertad dentro del orden´. Con ellos se había incorporado a la política una nueva generación enriquecida con elcrecimiento económico de las dos décadas precedentes; eran en su mayoría comerciantes, financieros, mineros, e industriales y hacendados de nuevo cuño. En este sentido se seguíala tradición política portaliana.

Por su parte, los ultramontanos aglutinaban a la mayoría de los pelucones de tendencia clerical y pretendían conservar el fueroeclesiástico, la exclusividad del culto católico, el control de la educación por la Iglesia y un mayor protagonismo del Legislativo, al tiempo que acusaban al Ejecutivo de autoritarismo.