MORADIELLOS

Páginas: 29 (7157 palabras) Publicado: 12 de junio de 2015
MORADIELLOS, Enrique “Ciencia y conocimiento científico: ensayo de definición gnoseológica” y “La presencia del pasado: Notas sobre la naturaleza y la peculiaridad de las ciencias históricas”, en Las dos cara del Clío. Una introducción a la historia, Siglo XXI editores, España, 2001, pp. 21-48 y 49-84.

2.- CIENCIA Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO: ENSAYO
DE DEFINICIÓN GNOSEOLÓGICA
I. EL DEBATE SOBRELAS IDEAS DE «CIENCIA»
Dentro del ámbito de nuestra tradición cultural racionalista y occidental, no
parece dudarse actualmente de que la Historia, en su calidad de disciplina académica
sólidamente establecida, forma parte integrante y legítima de la llamada «República de
las Ciencias». Y sin embargo, los conceptos y vocablos de «Historia» y «Ciencia» no
siempre han guardado esta relación deinclusión asimétrica. Muy al contrario, hasta hace
poco más de dos siglos ambos eran conceptos no conjugables y absolutamente
disociados y disociables. Sólo con las transformaciones culturales asociadas bajo el
rótulo de Ilustración se inició el complejo proceso que llevó a la conexión entre uno y
otro y al surgimiento de un nuevo vocablo, el de «ciencias históricas», que pasó a tener
amplio curso yvigencia general en la sociedad. Y, como es fácil de sospechar, tras esa
nueva formulación, aparentemente sencilla y neutra, se ocultaba la génesis de una tesis
de enorme y polémico alcance gnoseológico. Ciertamente, considerar a la Historia como
una de las ciencias constituidas exige disponer de unos criterios precisos y rigurosos que
sirvan para definir los rasgos distintivos del conocimientocientífico y para discriminar
al mismo respecto a otro tipo de conocimientos muy variados y coexistentes en la
actualidad: conocimientos míticos, mágicos, religiosos, tecnológicos, etc. Exige, en
suma, disponer de una idea y concepto de Ciencia, por muy sumaria que ésta sea, y
justificar las razones por las cuales la Historia queda incluida en el campo de ese tipo
particular de conocimiento humano.
Larespuesta a esa exigencia excede claramente del cometido profesional de los
historiadores, pues la reflexión sobre el conocimiento científico y las relaciones de lasdiversas ciencias entre sí y con otros tipos de saberes constituye el dominio de una
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disciplina filosófica particular: la Gnoseología o teoría del conocimiento. Y ello sin
menoscabo del interés y agudeza que puedan tener lasaportaciones de historiadores que
reflexionan sobre los fundamentos gnoseológicos de su práctica científica, porque en ese
caso estarán ejerciendo como filósofos y no como historiadores. En consecuencia, es
natural que la amplia generalidad de los profesionales de la Historia siempre se hayan
entregado (y se entreguen) a su labor sin mayores preocupaciones al respecto. Incluso es
comprensible ladesconfianza y recelo que provoca entre los mismos la mención de
temas como el discutido carácter científico del conocimiento histórico, la validez de sus
conclusiones, la naturaleza de su relación con el pasado históricamente acontecido, la
objetividad (y necesidad) de sus afirmaciones, etc.
Ese desdén receloso hacia las reflexiones de la filosofía de la Historia ha sido
una constante del gremio dehistoriadores desde su constitución como grupo profesional
a principios del siglo XIX. Por ejemplo, Charles Seignobos y Charles Langlois, autores
de un influyente manual francés de introducción a la Historia, recogían en 1898 el
siguiente juicio sobre los tratados de filosofía y teoría de la historia:
[...] son forzosamente a la par oscuros e inútiles: oscuros, puesto que no hay
nada más vago que suobjeto; inútiles, porque se puede ser historiador sin
preocuparse de los principios de la metodología histórica que tienen la
pretensión de exponer.
Y la persistencia de esta tradición queda reflejada en la opinión de uno de los
grandes renovadores de las ciencias históricas en la primera mitad del siglo XX, el
fundador de la revista francesa Annales, Lucien Febvre: «Filosofar [...] significa en...
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