Moral Tomista

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LA PRUDENCIA, EJE DE LA MORAL TOMISTA
Esta exposición supone conocida por parte de quienes me escuchan toda la doctrina tomista sobre la estructura del acto humano, los hábitos y la división de las virtudes en dianoéticas o éticas (intelectuales y morales). Me restringiré estrictamente al tema señalado en el epígrafe. Advierto de antemano que mi interpretación de la enseñanza de santoTomás no coincide con la corrientemente sostenida por la escuela tomista. Para la mayoría de los autores la prudencia es una virtud de la razón en cuanto práctica y sólo coincide con las morales en su materia, en cuanto las dirige en la determinación de su justo medio virtuoso. Aun así considerada se advierte de inmediato la centralidad insigne de esta virtud. Pero santo Tomás va mucho más allá.Y como mi interpretación es diversa, no necesito dar citas de otros autores porque de nada me servirían. Y, por otra parte, no intento entrar en polémicas estériles. Comienzo señalando la aparente contradicción de dos artículos contiguos de la cuestión 58 de la I-II. En el artículo 4 se pregunta: “utrum moralis virtus possit esse sine intellectuali1 y su respuesta es negativa, lo cual es muycomprensible pues sin prudencia no hay virtud moral. Mas en el artículo siguiente (5) vuelve a preguntarse: Utrum intellectualis virtus possit esse sine morali,2 y nuevamente su respuesta es negativa, refiriéndose precisamente a la misma prudencia. ¿No es esto contradictorio? No ciertamente, si se lee con atención cómo lo explica. Muchos no lo han hecho y así han olvidado aplicar una distinción muyimportante propuesta por santo Tomás, extraída de Aristóteles pero perfeccionada por él: la existente entre verdad especulativa u ontológica y verdad moral o práctica. La primera es la siempre definida “adaequatio rei et intellectus” y la más conocida, fundamento ontológico remoto de la moral objetiva. Pero la moral no es sólo objetiva, también es subjetiva y esto se olvida demasiado a menudo, locual falsea el pensamiento de Tomás siempre atento a la realidad integral del hombre. En esta vía, la prudencia es una virtud muy especial, única, convirtiéndose por eso mismo en el eje del sistema moral tomista. Cuanto voy a decir no se aplica únicamente a la ética natural sino también (“mutatis mutandis”) a la moral sobrenatural, donde la prudencia, perfeccionada ahora por el Don de Consejo, siguecumpliendo su función exclusiva proporcionando a todas las virtudes (adquiridas o infusas) la “forma

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Los lugares paralelos son numerosos Aquí también los lugares paralelos son numerosos

BASSO 2 virtutis”, mientras a la caridad, en un plano inmensamente superior, le corresponde proporcionarles la “forma meriti”. ¿Qué sucede aquí? El objeto de la prudencia es la verdad práctica,consistente en la adecuación entre el intelecto y el apetito recto natural: “confesse se habens”, la denomina. ¿En qué consiste tal apetito? En otra de mis obras3 he efectuado un largo y detallado estudio sobre esta noción tomista. No se trata del apetito natural tal cual suele entenderlo casi siempre santo Tomás, o sea, como equivalente a innato y contrapuesto a elícito. Aquí se trata de un acto deapetito elícito naturalmente recto, una respuesta inmediata de la voluntad al dictamen del hábito de los primeros principios en su función práctica4 y su sujeto es el entendimiento “ut natura” no “ut potentia”. Tanto la sindéresis como su añadido el acto de voluntad correspondiente, son llamados por Tomás “semina virtutum” o “fines virtutum moralium determinatio”. Cuando Tomás, hablando de los actoso de los hábitos afirma su procedencia de dos potencias (lo cual nunca puede darse “ex aequo” sino con cierto orden), afirma invariablemente que ese acto o hábito (por consiguiente, también virtud o vicio) pertenece formalmente al acto o hábito imperante y material o esencialmente al acto o al hábito imperado. Los pasajes son innumerables y aplicados a numerosos casos. Me basta poner como...