Morir de sed

MOVIMIENTO GUERRILLERO DE LA
SIERRA DE CHIHUAHUA. 1998
TESTIMONIOS

Morir de sed junto a la fuente

Minerva Armendáriz Ponce







La idea dorada
Editores


























Primera edición: septiembre de 1999

© Minerva Armendáriz Ponce 1998

Derechos
La idea dorada S.A. de C.V.
Editores
Campeche 334 Casa 2
México D. F.
tel: 52 11 6166 y 53 96 50 83



ISBN:


HECHO EN MEXICO








INTRODUCCIÓN




























LA EDITORIAL.



PROLOGO





























































































La primera vez que apareció la fuente en missueños
tenía el agua turbia en las orillas
pero en el centro era cristalina.
Se aproximaba a ella gente sedienta
pero no lograba llegar.
Había neblina
y no pude precisar qué era aquello
que impedía tocarla.
El sueño se repite, siempre con alguna variante:
las personas que la rodean son diferentes
al igual que el aspecto del agua y la neblina.
Sólo mi papel de espectadora sedienta, laneblina,
y el impedimento de los que se acercaban
para beber su ansiado líquido,
no han cambiado...
¿Qué es lo que se interpone entre la fuente y nosotros?
¿Carlos murió de sed en el intento?
¿Cuántos habrán quedado en el camino
y cuántos faltan todavía –incluyendo a los que
han desistido– antes de lograr descubrir el misterio?




M.A.P.
Gracias a la vida que no me dejó partir sinpagarle.
Gracias al Dios de los justos y de los más pequeños.
Gracias a mis padres, a mis hijos y al padre de mis hijos.
Gracias a Sergio y a todos los que no perdieron la confianza en mí a pesar de mis tropiezos y épocas de amargura y fatalismo.
Gracias a mi compañero que con su ternura, pacienciay comprensión me ayudó a materializar este proyecto.










Viajes con escolta
Hacealgunos años viajé a la Ciudad de México con la intención de arreglar algunos asuntos. Mi estado anímico era deplorable. Quizá por ello decidí buscar antes a Sergio, el ángel terrenal que me ayudó a sobrevivir la experiencia más dolorosa de mi adolescencia.
Sabía que continuaba trabajando en el Tribunal para Menores Infractores ubicado en la Colonia Narvarte, creo que entre las calles de ObreroMundial y Xochicalco, donde lo conocí el otoño de 1973. Era el médico psiquiatra de los niños y niñas internos.
Intenté llamarle para ver si podía atenderme. Había sido ascendido a juez y ahora era una persona con múltiples ocupaciones. Pero las líneas telefónicas se mantenían ocupadas y mi necesidad de verle era tal, que decidí arriesgarme. Me dirigí a sus oficinas a pesar de que no había ningunaseguridad de poder platicar con él.
Al bajar del metro sentí de inmediato un aroma que me remontó a años atrás, las mismas calles, el mismo clima y la misma sensación de indigencia que permitió a los recuerdos aflorar mágicamente, provocando que mis pasos se dirigieran al Tribunal para Menores, mientras mis pensamientos se trasladaban a aquellos meses de reclusión que aunque pocos, fueronsuficientes para dejar una huella perenne en mí, a grado tal que sentí su frescura a pesar de los años transcurridos.
Fue una noche de principios de noviembre de 1973 cuando pisé por vez primera el ahora Consejo Tutelar para Menores.
Durante el recorrido del lugar de reclusión de donde me sacaron para llevarme al tribunal, pude observar a la gente en calles y tiendas, mientras hacían sus comprasnavideñas, había luces y decorados –era de noche– parecía que todos tenían prisa y no se miraban entre sí, más bien dirigían su vista al piso y sólo volteaban de reojo ante la cercanía de otros cuerpos, como si rehuyeran hasta el rozar con el que pasaba al lado. El tránsito era lento.
Me pareció un poco extraño ese estilo de espíritu navideño, aunque nada de lo que veía me causaba gran impresión, mi...