motivos del descubrimiento de america
Elegí vivir "el accidente que marcó mi vida y el camino de mi rehabilitación""antes del accidente El segundo semestre de cuarto año de medicina ya iba bastante avanzado, al igual que nuestrocansancio, pero todos sabíamos que aún faltaba lo peor: el período de exámenes. Yo me sentíaagotada, como cada fin de año. Mis días transcurrían entre la universidad y el estudio, conpoco tiempo para lafamilia, amigos e incluso para ricardo, mi pololo (novio). En santiagocomenzaban los calores y yo soñaba con apurar el calendario, rogaba que llegara pronto elprimero de febrero y partir de vacaciones.Pero a todos en la escuela les tranquilizaba saber que se establecía una posible tregua entretanto ajetreo: los juegos Inter.-medicina (jim), competencias deportivas que se realizananualmente y en lascuales participan todas las facultades de medicina de chile. Este año lasede era Temuco y el anfitrión, la universidad católica de esa ciudad. Yo, la verdad, tenía ganasde ir. Motivos no me faltaban: al regreso nos esperaba la prueba de dermatología y no tendríatiempo para estudiar. Tampoco tenía ganas de pagar la cantidad de plata (dinero) que costabael viaje. Finalmente, mi mejor amiga,macarena, no iba a ir a Temuco porque recién un mesantes había pedido permiso para faltar al hospital por ir a un congreso en la serena.Unos dos días antes de la fecha límite para entregar el dinero e inscribirse en los jim almorcécon uno de mis compañeros, juan pablo o juampi para los amigos.-¿vas a ir?- me preguntó.No quiso aceptar mi respuesta negativa y pasó el resto de la tarde dándome argumentosafavor del viaje.-¿cómo no vas a ir? Si casi toda la escuela asistirá. Yo ya he ido a los jim de otros años ycréeme, se pasa increíble. Después nos preocupamos de la prueba de dermatología. Cuandovolvamos todos estaremos hablando de lo bien que lo pasamos y tú te vas a quedar colgada.Piénsalo: si te quedas, te arrepentirás.-ya, ya, bueno, me convenciste-dije resignada y, antes que diera pie atrásjuampi me llevó apagar la inscripción. Escogí participa en fútbol -que me gusta y me entretiene- aun sabiendoque no me pondrían de titular; jamás fui a los entrenamientos porque coincidían con mipráctica de full-contact, deporte que prefería porque me ayudaba a relajarme y a liberar lastensiones acumuladas en la universidad. En fin, pensé, tendré que aceptar ser reserva y gritarpor mi equipo desde labanca. Con suerte, quizás puedo dar uno que otro puntapié a la pelota.Ese mismo día, con juampi convencimos a la maca que nos acompañara en el viaje. Fue tantanuestra insistencia que finalmente aceptó. Ya me sentía más entusiasmada y comenzaba agustarme la idea de partir. Lamentablemente al día siguiente mi amiga se me acercó en unrecreo para decirme que, reconsiderando el asunto, había decididono ir. Eso me desanimó,pero no había vuelta atrás pues ya había pagado mi cuota.
El miércoles 30 de octubre de 2002 fue un día más pesado de lo habitual. Algunos compañeroshabían llevado sus equipajes a clases con la intención de irse directo al tren, y tuvieron quecargar su mochila el día entero. Yo no quería pasar por eso así que, aprovechando que o vivolejos de la universidad, decidí ir ami casa a preparar mi bolso al finalizar las clases. El tiemposobraría, pensé ingenuamente. Pero ese día las clases terminaron tardísimo y tuve que correr acasa. Al llegar a mi pieza abrí el clóset y fui echando en el bolso lo primero que pillé, con esatípica sensación de que a uno se le están olvidando la mitad de las cosas. Mi mamá entró aayudarme un poco. Recuerda que en el sur hace frío, llevauna parka, insistía. Agotada, yoempezaba a preguntarme si realmente había sido una buena idea ir.Con el bolso listo, me di cuenta de que casi no me lo podía, ¿cómo iba a lograr cargarlo? Miréla hora. Jamás lograría llegar a tiempo al metro, donde nos juntaríamos un grupo para partirhacia la estación central. Puse cara de súplica, ante lo cual mi mamá, menos mal, accedió allevarme hasta el...
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