Movimientos y organizaciones sociales
Comencemos por definir
Antes de desarrollar el tema necesitamos comprender con claridad el
concepto de organización
social.
Se trata de un conjunto de personas, que tienen algunos objetivos en común y que fijan
ciertas estrategias para alcanzarlos. Las organizaciones surgen para dar respuesta a los problemas de forma colectiva y por eso solo se puede hablar de organización social cuando sus
integrantes se comunican y coordinan sus acciones. También deben tener permanencia en el
tiempo y estar en interacción con el medio que la rodea.
Para distinguir los
tipos de organizaciones,
primero necesitamos considerar las diferencias entre
el ámbito de lo político y el ámbito de la sociedad civil.
Cuando hablamos del ámbito de lo político
nos referimos a lo que se relaciona con lo público
(es decir, a lo que compartimos todos los integrantes de la sociedad), con el poder, la autoridad,
las reglas formales (leyes) e informales (costumbres) y el gobierno. El ámbito de lo político
puede identificarse con el Estado. Las organizaciones que ha creado el Estado son las
organizaciones gubernamentales: las secretarías, los ministerios, las universidades públicas, un
centro cultural municipal, entre otros.
Más allá de este espacio público encontramos La
sociedad civil,
que es el conjunto de
ciudadanos y ciudadanas. Los dos ámbitos están en constante interacción y cambio y el límite
entre ellos no es rígido ni permanente. Las agrupaciones de ciudadanos que se dedican a cubrir necesidades sociales o a reclamar frente al poder político son las
organizaciones civiles:
los
partidos políticos, los sindicatos, las cooperativas, los movimientos sociales, las ONG, entre
otros.
La cuestión social
Los conflictos sociales fueron una de las causas más importantes que determinaron el origen de
las organizaciones.
De todo el recorrido histórico de la humanidad, nos interesa destacar una problemática que hasta hoy sigue vigente y se conoce como “cuestión social’”.
La
cuestión social
hace referencia al conflicto entre clases sociales que nació con la Revolución
Industrial inglesa de fines del siglo XVIII. La industrialización trajo considerables progresos
materiales, pero la nueva forma de trabajo generó dos clases antagónicas: los propietarios de fábricas y máquinas (los burgueses industriales) y los obreros industriales (el proletariado). La
forma de producir bienes y las relaciones sociales que se establecen entre las dos clases se
denomina
capitalismo.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, las
máquinas
reemplazaron parte del trabajo
humano, lo que dejó desocupados a muchos obreros y empeoró las condiciones de explotación
y marginalidad de los que mantenían su puesto de trabajo. Frente a estos problemas surgieron las primeras organizaciones, que se expresaron de formas
diversas. El
Iuddismo,
por ejemplo, agrupó a trabajadores que asaltaban las fábricas con el
propósito de destruir las máquinas. Otras formas de expresión fueron la formación
de
sindicatos
y de
partidos políticos
que defendían los intereses de los sectores vulnerables. Con el transcurso del tiempo, aparecieron las ideas socialistas, marxistas, anarquistas y socialistas
cristianas.
El
socialismo,
en general, planteó el cambio hacia una sociedad basada en los principios de
igualdad, solidaridad y cooperación entre las distintas clases sociales.
El
marxismo
analizó la historia de la humanidad según los modos de organización de la producción. En el caso de la sociedad capitalista, proponían la revolución como único medio
para terminar con la explotación del proletariado; su objetivo final era el advenimiento de una
nueva sociedad sin clases y con la propiedad colectiva de los bienes.
El
anarquismo
pensaba en una sociedad sin Estado y sin clases sociales, organizada en pequeñas
comunidades, basada en la solidaridad. ...
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