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Llegar a una Clínica del IMSS a suservicio de Urgencias y encontrar que tenía un promedio de tiempo de espera de tres horas y cuarto, independientemente del tipo de emergencia que se presentara: para quien llevaba dolor de cabezasecundario a gripa, una falla orgánica relacionada con falta de insulina por diabetes mellitus mal tratada, un dolor agudo de origen neuronal secundario a una inflamación del nervio ciático. ¿Existía“triage” (evaluación que se hace a los pacientes en Urgencias para clasificar al paciente) en ésta clínica? Sí, pero estrictamente tomaba signos vitales (peso, temperatura y tensión arterial), sin filtrarprioridades.
Seguía el calvario, diez horas de espera por transporte de dicha clínica al Hospital General de Zona del Sur con especialidad en ortopedia. Una vez que se dio, gracias a que lostraslados en ambulancia “tienen prioridad”. ¡Únicamente se presentó una espera de dos horas y media en la camilla, en un pasillo, sin medicamento y obviamente sin atención alguna! La sorpresa no fuemenor ni más amarga posible, pues con ausencia total de empatía o preocupación por el paciente, el médico indicó un analgésico intravenoso y el alta clínica; sin los estudios específicos que habíanmotivado el traslado, sin valoración y sin exploración médica. Aunado a la frustración hubo la necesidad de salir con mi paciente que no contó siquiera con una silla de ruedas (dado que no habíadisponibles), a buscar un taxi, con el mismo problema de salud previo a los días entre médicos y hospitales. Un detalle a mencionar: el paciente es médico especialista, con un muy alto nivel de...
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