Mucho ruido pocas nueces


MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES
WILLIAM SHAKESPEARE

























































PERSONAJES
DON PEDRO, príncipe de Aragón
DON JUAN, su hermano bastardo
CLAUDIO, joven noble de Florencia
BENEDICTO, joven noble de Padua
LEONATO, gobernador de Mesina
ANTONIO, hermano suyo
BALTASAR, criado de don PedroBORACHIO CONRADO } compañeros de don Juan
DOGBERRY, alguacil
VERGES, corchete
FRAILE
FRANCISCANO
UN ESCRIBANO
UN PAJE
HERO, hija de Leonato
BEATRIZ, sobrina de
Leonato
MARGARITA ÚRSULA } doncellas de la servidumbre de Hero Mensajeros, ronda, acompañamiento, etc.
ESCENA: MesinaACTO PRIMERO
ESCENA I

Entran LEONATO, HERO, BEATRIZ y otros personajes, con un MENSAJERO.
LEONATO.—Veo por esta carta que don Pedro de Aragón llega esta noche a Mesina.
MENSAJERO.—Debe estar cerca de aquí.
LEONATO.—Tiene aquí en Mesina un tío que se alegrará muchísimo al saberlo.
MENSAJERO.—Ya le he enviado unas cartas se pondrá muy feliz.BEATRIZ.—Por favor dígame, el señor Mountanto ¿ha regresado de la guerra o no?
MENSAJERO.—No conozco a nadie que se llame así, señora.
LEONATO.—¿Por quién preguntas, sobrina?
Mensajero: se refiere al señor Benedicto de Padua.
BEATRIZ.—Decidme, ¿a cuántos hombres ha dado muerte en estas guerras? Porque yo he prometido comerme todo lo que matara.
LEONATO.- Tratas con excesiva dureza al señorBenedicto.
MENSAJERO.—Ha prestado buenos servicios en estas guerras, señora.
LEONATO.—Señor, no tomes en mal sentido las palabras de mi sobrina. Hay una especie de guerra chistosa entre ella y el señor Benedicto.
BEATRIZ.- En nuestra última contienda, cuatro de sus cinco sentidos salieron malparados, ¿Quién es ahora su compañero inseparable?
MENSAJERO.—Las más veces se acompaña del muynoble Claudio.
BEATRIZ.—Dios ayude al noble Claudio si ha contraído la enfermedad Benedicto.
LEONATO.—¡Nunca perderás el juicio, sobrina!
MENSAJERO.—Don Pedro se acerca.

Entran DON PEDRO, DON JUAN, CLAUDIO, BENEDICTO, BALTASAR y otros.
DON PEDRO.—Querido señor Leonato, salga al encuentro de su incomodidad.
LEONATO.—Jamás entró en mi casa la incomodidad en figura de gracia, cuando laincomodidad se marcha, el bienestar se queda.
DON PEDRO.—Acepta esta carga demasiado gustoso. Supongo que será ésta su hija.
BENEDICTO.—Si el señor Leonato es su padre, no quisiera ella por toda Mesina llevar su cabeza sobre sus hombros, por mucho que se le asemeje.
BEATRIZ.—Me asombra que siga hablando todavía, señor Benedicto.
BENEDICTO.—¡Cómo! Mi querida señora, ¿vives aún? todas las damas seprendan de mí, excepto tú.
BEATRIZ.— Gracias a Dios y a mi temperamento frío, prefiero oír a mi perro ladrar que a un hombre jurar que me adora.
BENEDICTO.—Dios la mantenga en esa disposición de ánimo. Así se verá libre uno u otro caballero de los infalibles arañazos en la cara.
BEATRIZ.—Si fuese una cara como la suya no podrían afearla los arañazos.
BENEDICTO.—Me marcho, he terminado.DON PEDRO.—He aquí el resumen de todo, Leonato: señor Claudio y señor Benedicto, mi querido amigo Leonato nos invita a todos.
LEONATO (A DON JUAN.) Permítame darles la bienvenida, señor.
DON JUAN.—Se lo agradezco.
DON PEDRO.—Pasemos todos, entonces.
Salen todos, menos BENEDICTO y CLAUDIO.
CLAUDIO.—Benedicto, ¿has hablado con la hija del señor Leonato?
BENEDICTO.—No he hablado con ella, perola he mirado.
CLAUDIO.—¿No es una damita ingenua?
BENEDICTO.—¿Me preguntas, como hombre honrado o según mi costumbre, como enemigo del sexo opuesto?
CLAUDIO.—No, te ruego que me contestes con la verdad.
BENEDICTO.—Pues creo que es demasiado bajita para un alto elogio, demasiado morena para un claro elogio y harto diminuta para un elogio grande. Sólo puedo hacer de ella la siguiente...