Muerte natural
Esa era la expresión con la que durante muchos años se describía en el habla común de nuestras gentes la causa del fallecimiento de una persona cuando no era accidental. Vistaen la distancia nos sorprende la obviedad, la falta de verdadero sentido de semejante frase, pero en realidad no sorprendía a nadie que la escuchara es más, otorgaba al óbito un grado de serenidadque convertía en más llevadera y asumible la situación para los allegados.
Nadie, o casi, dirá hoy que Fulano murió “de muerte natural”.
Los tiempos en que nos desenvolvemos parecen exigir que a lamuerte se la asocie una causa concreta y, a ser posible, inteligible para el oyente: cáncer, infarto, hemorragia cerebral , la que sea. Son añadidos “etiopatogénicos” que de algún modo “explican” queFulano haya muerto. No dejan de ser, por supuesto, naturales esos motivos médicos, pero nuestro entendimiento se siente más completo con su enumeración. Esas enfermedades eran también conocidas cuandose utilizaba lo de “muerte natural” ¿a qué podía deberse, pues, esa especie de ñoñismo del lenguaje? Para mí que la época de su uso generalizado corresponde, al menos en España, con unos años,prolongados, en los que la muerte podía acaecer demasiado frecuentemente por causas “no naturales”. Se salía de una guerra y se vivía en precario con una hambruna que atormentaba a casi toda la población yque se llevaba por delante muchas vidas que hubieran debido continuar. Quien moría de “muerte natural” no había sido, por lo menos, víctima de un accidente, de la violencia o del hambre.
La naturalidadde la muerte, que aparece inexorablemente unida a la del nacimiento, es, sin embargo, un concepto que la sociedad actual trata de velar de mil maneras diferentes aunque lo consiga sólo a medias. Lamuerte hoy se destierra a las impersonales habitaciones de los centros hospitalarios, sacándola de su ambiente natural de la familia y el hogar. Cierto que lo mismo se ha hecho con el nacimiento,...
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