Muerte roja
Pero el príncipe Próspero era feliz, intrépido y sagaz. Cuando sus dominios quedaron semidespoblados llamó a su lado a mil caballeros y damas de su corte, y se retiró conellos al seguro encierro de una de sus abadías fortificadas.
El príncipe había reunido todo lo necesario para los placeres. Había bufones, improvisadores, bailarines y músicos; había hermosura yvino. Todo eso y la seguridad estaban del lado de adentro. Afuera estaba la Muerte Roja.
Al cumplirse el quinto o sexto mes de su reclusión, y cuando la peste hacía los más terribles estragos, elpríncipe Próspero ofreció a sus mil amigos un baile de máscaras de la más insólita magnificencia.
Aquella mascarada era un cuadro voluptuoso, en una de las avitaciones, había un gigantesco reloj deebano. Este retumbaba a cada hora. Cerca de las 12 de la madrugada cuando el reloj tenai q dar su ultima campanada, se percatan de una presencia misteriosa…. Un ser culla figura, alta y flaca, estabaenvuelta de la cabeza a los pies en una mortaja. La máscara que ocultaba el rostro se parecía de tal manera al semblante de un cadáver ya rígido.
Viendo esto el príncipe enrojesio de grito de ir ygrito… ¿Quién se atreve -preguntó, con voz ronca, a los cortesanos que lo rodeaban-, quién se atreve a insultarnos con esta burla blasfematoria? ¡Apodérense de él y desenmascárenlo, para que sepamos aquién vamos a ahorcar al alba en las almenas!
Sus caballeros respondieron inmediatamente a sus palabras y se abalanzaron contra aquella figura espectral… pero al tirar de su mascara y su mortaja se...
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