mujer y literaruta
Páginas: 22 (5323 palabras)
Publicado: 19 de junio de 2015
Mujer y literatura
Author(s): Montserrat Roig
Source: Diálogos: Artes, Letras, Ciencias humanas, Vol. 21, No. 5 (125) (mayo de 1985), pp. 27-32
Published by: El Colegio De Mexico
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/27935056
Accessed: 23-04-2015 01:43 UTC
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Montserrat
De
Roig
Mujer
y literatura
En nuestra cultura, en la cual subyace todav?a el te
rror del hombre judeo-cristiano, no hay duda de que
la imagende mujer creada por el hombre ya empieza
en la Biblia, en las evidentes contradicciones entre el pri
mer y el segundo cap?tulo del G?nesis. As?, en el prime
lo uno a lo otro
Durante siglos, la visi?n centr?petamasculina ha
en este
ido forjando la imagen del "otro",
caso la mujer. La literatura, que gusta de
transgredir la historia aceptando, no obstante, sus nor
mas internas, lo ha idoconfirmando con el paso de los
siglos. Safo, Corina, Sor Juana In?s de la Cruz, Teresa
de ?vila o Madame
de Sta?l no son m?s que felices ex
ro, Dios cre?, despu?s de los animales inferiores, al
hombre y a lamujer, simult?neos, y que reflejaban en
igual medida la gloria del original divino. En el segundo
cap?tulo, sin embargo, Dios cre? primero al hombre y
luego a lamujer, surgida de una costilla extra?daa aqu?l
cepciones individuales de grandes escritoras que goza
ron del placer de escribir gracias al entorno social m?s
relajado o a la aut?rquica vida moral que permit?an los
conventos. Fueron lo "otro" sin tener que enfrentarse
socialmente al poder de lo "uno".
"De lo uno a lo otro", escrib?a Antonio Machado
mientras dorm?a.
El segundo cap?tulo se deriva del llamado Documento
Jahvista y fueescrito varios cientos de a?os antes que
el otro. En ?ste, la infelicidad de la especie humana se
atribuir?a a la curiosidad y a la sensualidad de la pri
mera madre, Eva, la Pandora b?blica. As? surge una de
en Juan de Mairena,
"es el gran tema de lametaf?sica.
Todo el trabajo de la raz?n humana tiende a la elimi
naci?n del segundo t?rmino. Lo otro no existe: tal es
la fe racional, la incurablecreencia de la raz?n huma
na. Identidad = realidad, como si, a fin de cuentas, to
las im?genes m?s antiguas de lamujer, la imagen de la
la que arrastr? al hombre en la p?rdida
"corrupci?n",
de su inocencia.
El primer cap?tulo se parece en cierta manera a lo
que cuenta Arist?fanes en El banquete de Plat?n, aque
lla fant?stica historia en que al principio el hombre y
lamujer estaban unidos y formabanun ?nico ser dotado
de dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas, hasta
que Zeus lo parti? en dos y separ? de esta manera los
sexos. La antigua y deseada s?ntesis habr?a de conver
tirse, pues, en contrarios que se opon?an. La tradici?n
do hubiera de ser, absoluta y necesariamente, uno y lo
mismo. Pero lo otro no se deja eliminar, subsiste, per
siste; es el hueso duro de roer en que la raz?n sedeja
los dientes".1 Lo otro no se deja eliminar. . ., ?ste es
el caso de lamujer como ser hist?rico y como producto
de su propia cultura. Sin embargo, muchas veces la ima
gen que tiene de s?misma no es m?s que la aceptaci?n
de la "idea masculina"
de lo que es, o debe ser, lamu
numerosas
razones, sustentadas en la literatura
jer. Hay
creer
m?tica, para
que a menudo ha sido as?. La ima
otras...
Author(s): Montserrat Roig
Source: Diálogos: Artes, Letras, Ciencias humanas, Vol. 21, No. 5 (125) (mayo de 1985), pp. 27-32
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Roig
Mujer
y literatura
En nuestra cultura, en la cual subyace todav?a el te
rror del hombre judeo-cristiano, no hay duda de que
la imagende mujer creada por el hombre ya empieza
en la Biblia, en las evidentes contradicciones entre el pri
mer y el segundo cap?tulo del G?nesis. As?, en el prime
lo uno a lo otro
Durante siglos, la visi?n centr?petamasculina ha
en este
ido forjando la imagen del "otro",
caso la mujer. La literatura, que gusta de
transgredir la historia aceptando, no obstante, sus nor
mas internas, lo ha idoconfirmando con el paso de los
siglos. Safo, Corina, Sor Juana In?s de la Cruz, Teresa
de ?vila o Madame
de Sta?l no son m?s que felices ex
ro, Dios cre?, despu?s de los animales inferiores, al
hombre y a lamujer, simult?neos, y que reflejaban en
igual medida la gloria del original divino. En el segundo
cap?tulo, sin embargo, Dios cre? primero al hombre y
luego a lamujer, surgida de una costilla extra?daa aqu?l
cepciones individuales de grandes escritoras que goza
ron del placer de escribir gracias al entorno social m?s
relajado o a la aut?rquica vida moral que permit?an los
conventos. Fueron lo "otro" sin tener que enfrentarse
socialmente al poder de lo "uno".
"De lo uno a lo otro", escrib?a Antonio Machado
mientras dorm?a.
El segundo cap?tulo se deriva del llamado Documento
Jahvista y fueescrito varios cientos de a?os antes que
el otro. En ?ste, la infelicidad de la especie humana se
atribuir?a a la curiosidad y a la sensualidad de la pri
mera madre, Eva, la Pandora b?blica. As? surge una de
en Juan de Mairena,
"es el gran tema de lametaf?sica.
Todo el trabajo de la raz?n humana tiende a la elimi
naci?n del segundo t?rmino. Lo otro no existe: tal es
la fe racional, la incurablecreencia de la raz?n huma
na. Identidad = realidad, como si, a fin de cuentas, to
las im?genes m?s antiguas de lamujer, la imagen de la
la que arrastr? al hombre en la p?rdida
"corrupci?n",
de su inocencia.
El primer cap?tulo se parece en cierta manera a lo
que cuenta Arist?fanes en El banquete de Plat?n, aque
lla fant?stica historia en que al principio el hombre y
lamujer estaban unidos y formabanun ?nico ser dotado
de dos cabezas, cuatro brazos y cuatro piernas, hasta
que Zeus lo parti? en dos y separ? de esta manera los
sexos. La antigua y deseada s?ntesis habr?a de conver
tirse, pues, en contrarios que se opon?an. La tradici?n
do hubiera de ser, absoluta y necesariamente, uno y lo
mismo. Pero lo otro no se deja eliminar, subsiste, per
siste; es el hueso duro de roer en que la raz?n sedeja
los dientes".1 Lo otro no se deja eliminar. . ., ?ste es
el caso de lamujer como ser hist?rico y como producto
de su propia cultura. Sin embargo, muchas veces la ima
gen que tiene de s?misma no es m?s que la aceptaci?n
de la "idea masculina"
de lo que es, o debe ser, lamu
numerosas
razones, sustentadas en la literatura
jer. Hay
creer
m?tica, para
que a menudo ha sido as?. La ima
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