Mujeres
Una suposición crucial en la que se basa éste aluvión de críticas, creo yo, es que la dignidad de la mujer no puede preservarse a menos que la mujer sea, en cada aspecto importante, exactamente igual que elhombre. Cualquier diferencia reconocida entre hombre y mujer puede utilizarse como una excusa para tratarles de forma desigual. La discriminación entre los dos conducirá inevitablemente hacia formas de discriminación injusta - tratando a la mujer como inferior al hombre en su valía o capacidades como persona y por tanto como indigna de las mismas prerrogativas y privilegios que el hombre tiene.El temor es que la mujer sea restringida al cuidado de la casa y de los hijos como la única esfera en la que puede realizarse su verdadera vocación, especialmente si las diferencias principales entre los sexos incluyen la estrecha relación de la mujer con el embarazo y la crianza de los hijos. Sus aspiraciones a participar de forma más activa en una comunidad más amplia deberían reprimirse, demanera que, quizá, la vocación religiosa es, simplemente, esta misma autodestrucción llevada al extremo: una retirada total, incluso de la escena doméstica; en efecto, una desaparición de la persona.
Si la visión de Juan Pablo II fuera ésta, sería con seguridad un panorama inquietante y la reacción de algunos grupos de mujeres sería comprensible. Pero la objeción al documento no fue en la mayoríade los casos una reacción a la visión del Santo Padre, puesto que la mayor parte de los críticos no la habían leído. En lugar de esto reaccionaron a lo que ellos asumieron que diría, lo que ellos esperaban que dijera, lo que temían que dijese-no a lo que en realidad dijo. En esta carta apostólica Juan Pablo II busca la respuesta a la pregunta: ¿cuál es la naturaleza de la mujer? Ésta no es unapregunta acerca de la naturaleza del hombre o de la persona humana, aunque estas consideraciones sean relevantes. Más bien, es acerca de lo que es distintivo de la mujer: ¿Quién es? De acuerdo con la filosofía y las ciencias así como la revelación, Juan Pablo II busca una respuesta a la pregunta de la ontología --¿qué tiene de único ser una mujer? Solamente entonces trata de responder a la preguntade la teleología --¿en qué se supone que contribuye la mujer al mundo? ¿Cuál es el papel de la mujer? ¿Cuál es la "obra de la mujer?"
HACIA UNA ONTOLOGÍA DE LA MUJER
Juan Pablo II encuentra las raíces para desarrollar, o comenzar a desarrollar, una ontología de la mujer en varias fuentes filosóficas y teológicas. Una de las más influyentes a este respecto, creo yo, es la obra de SantaEdith Stein, la filósofa de principios del siglo veinte recientemente canonizada por el Papa. Santa Edith nació en 1891, en la que ahora es Wroclaw, Polonia. Se convirtió del Judaísmo al Catolicismo mientras estudiaba filosofía en una universidad alemana y continuó su lucha por lograr una carrera universitaria, escribiendo y dando conferencias extensamente sobre la naturaleza y educación de la...
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