multiculturalismo y globalizacio
PENSANDO HISTORICAMENTE EL PRESENTE DESDE
LA LITERATURA.
JOAN OLEZA
Universitat de València
Conferencia en el Congreso de la ASETEL.
Valencia. Rectorado. 31 de enero del 3003.
Publicado en Prosopopeya. Revista de crítica contemporánea. Otoño-invierno 2003
(en realidad 2004). Nº 4. pp. 133-156.
I. UN UNIVERSO FRAGMENTADO Y MULTICULTURAL.
Desde los primerosmomentos del debate sobre el final de la Modernidad se
insiste en caracterizar la nueva época que comienza a vislumbrarse después de mayo de
1968, según unos, después del derribo del muro de Berlín, en 1989, según otros, como
una época marcada en sus discursos por la emergencia de las diferencias. Si ahora
practicáramos con el discurso de Foucault un ensayo arqueológico como los que él
realizórespecto a los discursos de la época clásica, o de la moderna, no sería difícil
observar que las condiciones de posibilidad del nuevo discurso, aquel que rompe, en los
distintos dominios del saber, el trabado conjunto de disposiciones de la episteme
moderna, están en buena medida enunciadas en uno de sus libros con más vocación de
programa -aunque no sea probablemente el más convincente- L’archéologie dusavoir
(1969), cuando proclama que se ha producido una “mutación epistemológica de la
historia”, “que ha puesto en cuestión las posibilidades de totalización”, abriendo las
puertas a “una teoría general de la discontinuidad”. Aquel Foucault tan cercano a mayo
del 68 incitaba a “la puesta en escena de los conceptos de discontinuidad, de ruptura, de
umbral, de límite, de serie, de transformación”.“Tengo el propósito –declaraba a sus
lectores- de no desatender ninguna forma de discontinuidad, de corte, de umbral o de
límite”.
El diseño convergente de postmodernistas y postestructuralistas configura una
sociedad diseminada en múltiples juegos de lenguaje, que los distintos jugadores juegan
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simultáneamente, en diversos estratos y registros de comunicación, tratando de
adaptarse al flujo deunos acontecimientos sobre los que han perdido el poder de
orientación o de control. La ciudad deja de dibujarse con la lógica de la planificación
estructural modernista para convertirse, como recuerda D.Harvey (1998, p. 332), en una
enciclopedia de recorridos dispares, en la que las diferencias étnicas y culturales, los
ámbitos heterogéneos, las soluciones particulares, priman sobre el orden ylas relaciones
de cohesión, sobre aquel concierto de partes y de funciones que, en los orígenes de la
Modernidad, los románticos alemanes sustanciaron en la palabra “orgánico”. Y esta
vasta enciclopedia desagregada que es la ciudad posmoderna se presenta siempre –y no
podría ser de otra forma- con una disposición multicultural. A veces, incluso, en grado
extremo: Harvey (1990) recuerda que en unaciudad como San Francisco la suma de las
minorías étnicas es ya la mayoría de la población.
En cuanto a la cultura, se describe como un barullo de conversaciones
entrecruzadas, como un parloteo cacofónico de voces discordantes. Los mismos géneros
literarios parecen poseídos por el afán de diversificación, de mezcla, de cohabitación de
estrategias y formas heterogéneas. Los géneros puros delModernismo, con su cristalina
separación conceptual entre poema y narración, o entre creación y crítica, y con su clara
frontera entre lo verídico y lo ficticio, ceden el paso a un cuestionamiento generalizado
de los códigos de género, a una gozosa apuesta por los mutantes y en contra de los
prototipos, a la disolución de los textos en textualidades difusas, a la irrupción
multiforme de la escritura.Mientras Antonio Gamoneda predica que la literatura desde
Joyce constituye un único género, la novela histórica medieval, el relato policial y la
erudición tomística se entremezclan en un libro tan emblemático como Il nome de la
rosa; el mercado se deja fascinar por narraciones que mezclan en sus páginas el género
erótico, el periodismo sociológico y la divulgación sobre biología molecular, como...
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