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Enriquito
En cuanto la luna llena se posara en la mata de tamarindo, Enriquito saldría al patio, se quitaría el pijama y, muerto de risa, se convertiría en lobo.
¡Auuuuuuuuuuuuuu!, aulló bajito, y se relamió pensando en la cara que pondrían los del sexto cuando lo vieran así.
Les haría pasar tremendo susto. Seguro se hacían caca. Pero lo tenían bien merecido. Así no se burlarían más de él yde su ojo entretenido. Con la candela no se juega. Ni para hamburguesas iban a servir.
Él no tenía la culpa de ser como era. Si a los otros niños les gustaba la pelota o el fútbol, a él, no. No servía para eso, y cada vez que jugaba con ellos era una verdadera tortura, sobre todo para los de su equipo que le gritaban horrores, sin tener en cuenta que el bate y la bola eran de su propiedad.Prefería leer. Eso le daba mucho placer. Y le encantaba soñar despierto. Sólo entonces el ojo se le ponía derecho.
Por eso, y no por su bizquera, era distinto a los demás. Y por eso, y para que se le enderezara la vista, tenía que usar espejuelos con esparadrapos en los cristales. Y por eso, y aunque fuera cruel, los del sexto le decían Lechucita.
Desafortunadamente, nadie le ponía un esparadrapo asu alegría para enderezarla. Al contrario. Cada vez se la viraban más, principalmente su hermano.
Andresito era su reverso. Dos años mayor que él, daba batazos tremendos y podía dedicarse perfectamente al fútbol. A todo el mundo le caía bien y las muchachitas le pintaban fiesta para que les dijera algo, y hasta llegaban a disputarse el ser sus novias.
Como si fuera poco, Andresito era listo yfuerte y tenía unos ojos preciosos.
En realidad, no tenía por qué ser malo. Al menos con su hermano. Pero le gustaba hacer maldades y reírse de los que tenían defectos. Eso sí: nunca lo llamó Lechucita; le gustaba más decirle El Pirata Bizco.
Dalia, su mamá, le explicaba que Andresito estaba celoso porque ella quería mucho a su pequeñito. Pero Enriquito no lo comprendía. Meditabundo, apenas mirabade frente. Así evitaba la mirada de los que, sin querer, trataban de adivinar cuál era el ojo del problema.
Por otra parte, ya no era tan pequeñito. Había crecido y su cuerpo le pedía cosas. Y a escondidas se acariciaba. Y se veía feo, con espejuelos o sin ellos. Y le rogaba a Dios que lo volviera tuerto para que Andresito no le dijera Pirata Bizco delante de la niña de la cual estaba enamorado.Los tuertos inspiraban temor. Según su papá era mejor que lo temieran a uno a que no lo respetaran. Tienes que romperle la cabeza a unos cuantos, le decía. Por eso aprendía kárate. Se volvería un pitara karateca y le entraría a patadas a los que se metieran con él. Sería el Bruce Lee del cuarto grado. Y a otra cosa, mariposa.
Su tío Félix decía eso cuando acontecía algún cambio en su vida queno podía evitar. Qué se le va a hacer. A otra cosa, mariposa.
Félix había tenido una pila de fracasos amorosos. No obstante, cada vez que se empataba con él, le daba una pila de consejos respecto a cómo triunfar con las mujeres.
Según su tío y un tal Arsenio Rodríguez después que uno vive veinte desengaños, qué importa uno más, y entonces cantaba sin comprender que Enriquito no sabía de fracasosni de mujeres ni de boleros. Lo de él eran las niña. En particular, una muchachita de sexto grado del aula de su hermano que tenía por sonrisa un arco iris.
Evelyn le sacaba media cabeza y era la hermana de Tony, su mejor amigo. Bonita y tratable, vivía a dos cuadras de su casa y tenía tipo de angelito con tetitas. Por eso, al acostarse, él la transformaba en su almohada y la abrazaba y labesaba. Mucho. Siempre. Despierto y en sueños.
Cuando una tarde la vio del brazo de Andresito, se cayó por un barranco y la realidad le hirió el pecho. Esa noche la luna entró.
La llorona
Consumada la Conquista y mas o menos a mediados de siglo XVI , los vecinos de la Ciudad de México que se recogían en sus casas al toque de queda dado por las campanas de la primera catedral, a media noche y...
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